Programas formativos, talleres o prácticas pre laborales son solo algunas de las iniciativas que forman parte de la Fundación A LA PAR. Entidad que, desde que empezó su andadura en 1948, no ha dejado de luchar por los derechos de estas personas.

“¡Buenos días!”, “¡Hola, bienvenida!”, ¡Pasa, pasa!, “Me encanta tu chaqueta, ¡qué bonita es!”. Llenos de alegría e ilusión empezaban su jornada laboral Manuel, Lucía, Susana y Mateo, todos con una sonrisa de oreja a oreja dispuestos a dar lo mejor de sí mismos. Ellos, y otros muchos, forman parte del Centro Especial de Empleo (CEE) para personas con discapacidad intelectual de la Fundación A LA PAR (Madrid), una entidad que se dedica desde hace más de 75 años a cuidar, formar y caminar junto a las personas con discapacidad intelectual.

Desde que su andadura comenzó en 1948 a manos de Carmen Pardo-Valcarce, creadora también de UNICEF Madrid, las personas que allí trabajan no han dejado de mirar por el bienestar y los derechos de las personas con discapacidad. Son cuatro generaciones las que han pasado por el liderazgo de la fundación hasta llegar a su actual presidenta, Almudena Martorell, tataranieta de Pardo-Valcarce y que ahora se encarga de mantener el legado de su familia trabajando por y para este colectivo.

“Aquí es donde nuestros alumnos hacen sus prácticas pre laborales”, decía Paloma Aguado, directora de comunicación y marketing de la Fundación, mientras señalaba los espacios de trabajo donde se encontraban Susana y sus demás compañeros. Es allí donde cientos de alumnos con discapacidad intelectual se preparan durante varios meses para, posteriormente, conseguir un puesto de trabajo en el mundo laboral. “Más del 50% de los estudiantes han encontrado empleo” al finalizar la formación, añadía Aguado.

Alcanzar esta cifra ha sido posible, en parte, gracias a los programas formativos que ofrece la fundación. Actualmente cuenta con cuatro servicios en calidad de educación: el colegio de educación especial, donde acoge a alumnos de 12 a 21 años; el programa de formación posobligatoria ‘CAMPVS’, que tiene una duración de tres años; el programa ‘COMPASS’, con una duración de dos años y el centro ocupacional, que acoge a los alumnos que necesitan una mayor atención y preparación de cara a su inserción en el mercado laboral o los CEE.

Más del 50% de los estudiantes han encontrado empleo
“Todos los años 200 alumnos salen a trabajar en las empresas ordinarias que nos llaman”, apunta Almudena Martorell, presidenta de la Fundación A LA PAR. “Nosotros les formamos en nuestros centros especiales de empleo” para que posteriormente puedan desempeñar el trabajo sin problemas en el mundo laboral.

Espacios de trabajo
En los CEE de la fundación los alumnos pueden escoger qué tipo de trabajo quieren desempeñar. Ofrecen una diversidad de talleres, como filatelia, impresión gráfica, manipulados y complementos de moda, obrador de chuches, entre otros.

“¡Mira, lo he hecho yo! Hay que tener mucho cuidado, tiene que quedar perfecto”, decía Lucía mientras enseñaba cómo clasificaba los sellos de correos para coleccionistas en una especie de pequeñas carpetas forradas. Unos metros más adelante, en el espacio de trabajo dedicado a la pintura y carpintería, estaba Manuel. Allí los trabajadores se dedican a diferentes tareas, desde restaurar figuras y enseres de interior, como vírgenes o joyeros, hasta la propia construcción de muebles de interior. “A nosotros nos llega así (mostraba una virgen en miniatura que tenía un aspecto deteriorado) y lo convertimos en esto (una figura totalmente renovada con un aspecto reluciente). ¡Podéis cogerla! No macha, está seca. ¡Cogerla, cogerla!”, insistía Manuel, orgulloso del trabajo realizado.

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