Emma Seppälä es psicóloga, investigadora científica y profesora en la Universidad de Yale y cuenta cuáles son las frases que separan la línea entre la autocrítica y la autodestrucción.

Muchas veces, y en especial en nuestros peores momentos, somos muy duros con nosotros mismos. La autocrítica es positiva para mejorar, pero la línea entre esta y el autodesprecio es muy fina y cuando se sobrepasa puede afectar de forma muy negativa a la autoestima y a la concepción que tenemos sobre nosotros.

Igual que debemos tener relaciones sanas con las personas de nuestro alrededor, también debemos huir de tener una relación tóxica con nosotros mismos. Así lo sostiene Emma Seppälä, psicóloga, investigadora científica y profesora de la Universidad de Yale y autora de ‘The Happiness Track’ y ‘Sovereign’.

Seppälä destaca en la CNBC que hay cinco frases que si te dices de forma habitual, tu autocrítica podría estar frenándote, en lugar de hacerte crecer.

1. No soy lo suficientemente bueno
Esta es una frase que se repite en bucle en la cabeza de la mayoría de las personas. Esto provoca que nuestros cerebros se centren más en lo negativo que en lo positivo y nos sintamos más ansiosos y deprimidos.

Cuando te descubras pensando en esta frase, pregúntate: «¿Qué es bueno para mí en este momento?» Puede que necesites un descanso, una comida o un paseo al aire libre. Algo que te ayude a sentirte mejor te animará a retomar la tarea que debas realizar con más ánimo. La autocompasión, según las investigaciones de esta docente, nos hace sentirnos más enérgicos, vivos y optimistas.

2. Nunca podré conseguir esto. ¿Por qué molestarse?
Decirse esta frase no solo es desmoralizante, sino científicamente erróneo, ya que nuestro cerebro es maleable y puede seguir cambiando y desarrollándose hasta la vejez, un fenómeno que los neurocientíficos llaman neuroplasticidad.

¿Qué podemos hacer cuando nuestros pensamientos son siguen esta línea? Emma Seppälä recomienda recordar algo que hagas regularmente con cierta facilidad, ya sea organizar reuniones de equipo en el trabajo, preparar la cena o leer un libro. El siguiente paso es pensar en la primera vez que intentaste hacer eso. Seguramente también te costaba, pero con la práctica y tiempo conseguiste dominar la tarea.

3. Soy un gran fracaso
Tener una relación tóxica con nosotros mismos puede llevarnos a caer en esta frase tan destructiva. Muchas veces fallamos en algo y generalizamos diciéndonos: “Soy un fracaso”; pero esta idea no es cierta. Incluso si no has logrado objetivos específicos en determinadas áreas de tu vida, no significa que hayas fracasado en todo. Tampoco significa que inevitablemente fracasarás en el futuro.

Por norma general, los fracasos son oportunidades para crecer y necesarios para avanzar. El manejo de la frustración también es importante. Por eso, es importante tener una perspectiva positiva y pensar que hemos sacado un aprendizaje, que, posiblemente, nos ayudará en el futuro.

4. No puedo creer que haya hecho eso, soy tan estúpido
Otra frase que refleja una relación tóxica con nosotros mismos es esta. Todo el mundo comete errores. Otra vez la autocompasión será nuestra mejora aliada, cuando te encuentres bajo de ánimo y pienses que no eres válido, intenta animarte como si lo hicieras con otra persona.

5. No soy tan bueno como ellos
Las comparaciones nunca son buenas. Cuando te comparas con los demás, es fácil sentir que no estás a la altura. En lugar de centrarte en el hecho de que no eres ‘tan guapo o tan gracioso’ como otra persona, concéntrate en lo que sí aportas. Es importante quererse a uno mismo.

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