Mosquitos y garrapatas son vectores con capacidad para contagiar un buen puñado de enfermedades al ser humano. Para que el contagio se produzca es necesaria la presencia de una persona infectada, un insecto que pueda transmitir el virus y una persona no inmune.

El verano es territorio de mosquitos, aunque lo cierto es que cada vez es más frecuente sufrirlos fuera de esa temporada, debido al aumento de temperaturas que han alargado las estaciones cálidas. En España nuestro mosquito más común es el Culex, responsable de las noches insomnes con el zumbido de sus alas. Son las hembras las que pican porque buscan alimento cuando están criando.

Este mosquito, de color marrón y tamaño mediano, está extendido en todo el territorio y tiene capacidad de transmitir enfermedades muy poco frecuentes como la fiebre del Valle del Rift, utusu o la fiebre del Nilo Occidental, esta última ha provocado ya algunas infecciones en España, concentradas en áreas del sureste peninsular, en presencia de agua, con aves migratorias transmisoras y caballos. El peor brote se vivió en 2020, cuando se registraron 77 casos en humanos y ocho de ellos fallecieron.

En 2023 se notificaron en España 19 casos de fiebre del Nilo Occidental (con tres fallecidos); cinco de ellos se detectaron al analizar sangre de donantes. En 2024 se ha registrado ya un primer caso en Lebrija, Sevilla. El nuestro es el único país europeo en notificar un caso este año, aunque la vigilancia de las infecciones es a nivel continental. La fiebre del Nilo occidental cursa habitualmente con un malestar general similar a una gripe leve, pero tiene una incidencia alrededor de un 1% de casos graves de meningoencefalitis.

El mosquito tigre abarca cada vez más territorio
Desde 2004 hay otro mosquito presente en nuestro territorio: el Aedes Albopictus, conocido como mosquito tigre. Es de color negro intenso con una franja rayada blanca en su lomo y patas con listas blancas y negras. La primera detección se produjo en Cataluña pero ya está establecido en toda la costa mediterránea y cada vez ocupa más territorio hacia el interior.

Este tipo de mosquito, que pica de día, puede provocar una reacción alérgica más potente, pero además tiene capacidad de transmitir virus como el dengue, zika o chikungunya. Aunque es un vector limitado, el riesgo existe y de hecho, en España se han notificado en los últimos años 17 casos de dengue autóctono, el más serio un brote en Ibiza en 2022 con seis contagiados. Un porcentaje de los casos de dengue cursan de forma asintomática y cuando sí dan síntomas, son similares a una gripe fuerte.

Ante la imposibilidad de erradicar de nuestro territorio este género de mosquitos, en lo que se afana el Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, del Ministerio de Sanidad, es en controlar la extensión que ocupa. Por eso insiste en la utilidad de la colaboración ciudadana a través de la aplicación Mosquito Alert. Ya en 2023 esta herramienta permitió la detección de la presencia de mosquitos tigre en 96 nuevos municipios. El hallazgo permite poner en marcha medidas de control de plagas buscando los espacios con agua donde los mosquitos pueden incubar sus huevos. Mediante la aplicación los ciudadanos pueden enviar imágenes de mosquitos «incluso chafados», explica el CAES, de forma que los expertos, apoyados con herramientas de inteligencia artificial, puedan identificarlos.

Se extrema la vigilancia sobre el mosquito Aegypti
Pero hay otra especie de mosquitos que es fuente de una mayor preocupación. De la familia Aedes, se trata del Aegypti, con abundante presencia en América Latina y en países africanos como Senegal o Cabo Verde. Es un perfecto transmisor de los virus de dengue, zika y chikungunya y está presente en Europa en la isla de Madeira, donde está establecido desde 2004 y donde provocó, ya en 2012 una fuerte epidemia de dengue con más de 2000 casos.

Desde entonces se vigila estrechamente la posible entrada de este mosquito en territorio español, con la atención puesta en los puertos y aeropuertos. Los ejemplares, o sus larvas, pueden llegar a bordo de cruceros, con pasajeros infectados, o en barcos de carga. El puerto de Rotterdam es un potente punto de entrada de Aedes Aegypti puesto que es el mayor mercado de importación de plantas vivas. Una de las principales vías de acceso han sido los bambús de la suerte.

Presencia en Canarias
Estos mosquitos, de gran tamaño, color negro intenso y bandas blancas en el lomo en forma de lira, han sido detectados en España en unas diez ocasiones, todas en Canarias, donde no existen colonias del mosquito tigre que sí está en la península. Todas las colonias han sido detectadas y erradicadas salvo la última, que está en proceso de control en el barrio de Piletas, en Las Palmas de Gran Canaria, donde los operarios mantienen trampas para atrapar ejemplares y donde se buscan los insectos casa a casa.

Hay un tercer insecto que está en el foco de los expertos de salud pública del CAES, las garrapatas, con capacidad de transmitir alrededor de 14 enfermedades, aunque para ello el parásito debe estar infectado. En España hay dos especies bajo supervisión: Ixodes y Hyalomma. La primera es endémica en regiones como Asturias o Galicia. Habita en zonas rurales pero accesibles al ser humano y la enfermedad más grave que puede transmitir es la infección de Lyme. La incidencia en España es de tres casos por millón de población y aunque suele cursar leve o asintomática, sí puede provocar cuadros invalidantes severos.

La garrapata que puede transmitir Crimea Congo
La infección por la garrapata Hyalomma es bastante más seria. Habita zonas agrestes de la zona oeste peninsular, por lo que quienes sufren las picaduras suelen ser montañeros avezados, cazadores, personal del Seprona o quienes tienen contacto con animales salvajes. Esta especie llegó a España, que tengamos constancia, en 2016 y probablemente en aves migratorias. Puede provocar fiebre hemorrágica Crimea Congo, una enfermedad que tiene una letalidad de entre el 20% y el 40%.

El CAES trabaja en un protocolo de vigilancia en colaboración con los ayuntamientos y comunidades autónomas afectadas ya que desde 2016 se han registrado en España 14 casos de esta fiebre hemorrágica y cinco de los afectados fallecieron. Todos los casos provenían de una picadura de garrapata salvo uno, un contagio secundario de una profesional sanitaria en contacto con uno de los enfermos. Ninguno de los afectados presentaba, sin embargo, marcas de picaduras, lo que hace sospechar a los expertos que el contagio se produjo a través de una cría del parásito.

La mejor manera de prevenir la picadura de una garrapata es protegerse la piel con pantalón largo (y los calcetines por fuera) y manga larga, ante una salida al campo en un área problemática. Al volver a casa es importante revisar el cuerpo y en caso de encontrar un ejemplar aferrado, es importante quitarlo de forma correcta, para evitar que la cabeza quede dentro de la piel. Si no se dispone de la habilidad necesaria, es aconsejable acudir a un centro de salud.

El tiempo en este caso es importante, ya que la garrapata tarda un tiempo en transmitir el virus a la sangre de su huésped, por eso es necesario actuar con rapidez.

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