El arzobispo de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, ha lamentado este domingo que Extremadura sea una tierra «muchas veces marginada por los hombres» como, ha asegurado, «se ve claramente en el tema de las comunicaciones y el campo«.

«Que nadie nos robe la esperanza», ha insistido Rodríguez Carballo durante su homilía pronunciada desde el corazón del Monasterio de Santa María de Guadalupe con motivo del Día de Extremadura, que se conmemora el 8 de septiembre, al tiempo que se ha referido a otros «problemas y dificultades» que afectan a la sociedad actual.

   Concretamente, ha aludido a problemáticas como el desempleo juvenil o las dificultades económicas que dificultan a los hogares extremeños el llegar a final de mes, haciendo que «los más jóvenes muchas veces se vean obligados a marcharse de su tierra».

Entre las autoridades que han estado presentes en la eucaristía destacan la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola; la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín; el delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana; la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, María Félix Tena, o el presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo.

También cabe resaltar la presencia del guardián y custodio del Monasterio de Guadalupe, Fray Guillermo Cerrato; el arzobispo de Toledo y primado de España, Francisco Cerro; el arzobispo de Granada, José María Gil-Tamayo, oriundo de Zalamea de la Serena, así como los obispos de Plasencia y Coria-Cáceres.

PONER FIN A LOS «CIUDADANOS DE PRIMERA Y SEGUNDA»

Del mismo modo, el arzobispo de origen gallego ha hecho referencia a la baja tasa de natalidad que deriva en una tierra que «envejece rápidamente» y pierde población «constantemente», al tiempo que ha condenado toda clase de violencias y, en especial, la de género.

En este sentido, Rodríguez Carballo se ha dirigido a los responsables políticos de la región y del país para instarles a que «deseen, busquen y cuiden el bien de los demás«, a la par que ha remarcado que «todas las instituciones religiosas, sociales y políticas» están llamadas a «darse la mano» sin ningún «complejo de superioridad, inferioridad o de sacristía», en pro de construir una sociedad «más fraterna, más justa, más pacífica y, por tanto, más evangélica».

«Soñemos juntos con que un futuro mejor es posible, con una sociedad más humana y más justa, donde todos tengamos las mismas oportunidades y donde no haya ciudadanos de primera y segunda clase«, ha reivindicado el arzobispo.

En una intervención donde se ha referido en varias ocasiones a los «pueblos hispanos que hoy, en comunión con la tierra extremeña celebran a su reina, la Virgen de Guadalupe», Rodríguez Carballo ha recordado las palabras que San Juan Pablo II pronunció en el año 1982 durante su visita al santuario cuando dijo que en él «comenzó todo el movimiento guadalupano».