Una joya de dos horas. Raphael nos regaló un espectáculo brillante, lleno de vitalidad y emoción en la última noche de la VIII edición del STONE & MUSIC Festival.
Un show de altura porque Raphael volvió a demostrar sus dotes interpretativas, y su inconfundible voz lució en cada palmo del Teatro Romano de Mérida.
El artista tiene una innegable conexión con el público, acariciando con la voz con cada uno de sus grandes temas y haciendo que llegue a lo más profundo del corazón de los allí presentes. Soberbio, como siempre, derrochó sus virtudes ante un graderío completamente entregado.
Arrancó el espectáculo con ‘Yo soy aquel’, ‘La noche’ y ‘De tanta gente’ de una forma exquisita y con la pasión que caracteriza al maestro.
Pronto llegaron himnos como ‘Digan lo que digan’ o ‘Mi gran noche’, que pusieron al público en órbita coreando estribillos y bailando en el impresionante graderío.
Una noche mágica para el festival de música emeritense que contaba con uno de los grandes artistas del panorama nacional en el Teatro Romano de Mérida y con una impresionante luna llena que protagonizaba el cielo de la capital extremeña.
Raphael es ARTE en mayúsculas y Mérida revivió con él una noche brillante. Llegó el momento de ‘Victoria’ y ‘Lo saben mis zapatos’ y la estrella de la noche se lució en cada uno de ellos.
Potencia y nitidez en cada una de sus interpretaciones, un papel sobresaliente encima de una imponente escena con más de dos mil años de historia.
Llegó el punto de inflexión del concierto justo cuando se cumplía el ecuador del mismo. Tampoco faltaron la coreada ‘Estar enamorado’ y sus tradicionales versiones de ‘La quiero a morir’, ‘Llorona’ y ‘Gracias a la vida’.
Y con más de dos horas de concierto, exhibiendo su máximo potencial a un ritmo frenético, el artista andaluz encaró la recta final con una despedida impresionante cantando “Que sabe nadie, ‘Yo soy aquel’, ‘Escándalo’ y ‘Como yo te amo’ dejando un sabor de boca maravilloso para poner el broche de oro a la octava edición del STONE & MUSIC Festival.