La falta de respeto hacia los demás puede manifestarse de muchas maneras. Repasamos qué actitudes pueden dañinas hacia los demás.

Las relaciones interpersonales siempre son complejas y trabajar en ellas para mejorarlas denota una implicación tanto con uno mismo como con las personas que apreciamos y queremos.

Por eso, es importante identificar algunos comportamientos que podemos tener tanto nosotros mismos, como las personas que nos rodean. No siempre es fácil gestionar cómo podemos hacer sentir al resto con nuestros actos, sobre todo, porque muchas veces no está en nuestra mano.

Eso sí, la psicología explica que hay ciertas señales que indican o que ayudan a identificar a personas que no siempre buscan el bien.

  • Manipulación: en contra de lo que muchas personas puedan pensar, una persona que tiene muy desarrollada la inteligencia emocional no es sinónimo de ser buena persona. De hecho, una persona manipuladora puede utilizar para su beneficio su inteligencia emocional y hacerte sentir mal. Algunos ejemplos de manipulación son sentirte confundida o culpable al finalizar una conversación con una persona, el love bombing o el gaslighting.

 

  • Victimismo: esta actitud consiste en que la persona se siente atacada constantemente y justifica su actitud ante ese “constante ataque”. Esta actitud conlleva la negación de asumir la responsabilidad de sus acciones y, en cambio, culpan a los demás de sus problemas. Tienen una total falta de responsabilidad afectiva.

 

  • Negatividad: todo el mundo puede tener un mal día y sentirse negativo y de esta manera “pagarlo” con personas con las que tenemos confianza. El problema es cuando alguien se queja, critica constantemente o siempre tiene un halo a su alrededor de negatividad, ya que esta actitud denota falta de empatía.

 

  • Menosprecio hacia los sentimientos de los demás: minimizar los sentimientos de las personas es sinónimo de invalidación. Muchas veces no somos conscientes de que lo hacemos y se nos escapan frases como “no es para tanto” o “estás exagerando». Más allá de expresar tu opinión (que por supuesto puede ser otra que la de la otra persona), es importante aceptar que esa persona puede estar sintiéndose de esa manera. Además, trabajar la empatía e intentar entender por qué la otra persona se está sintiendo así reforzará la relación.

 

  • Falta de empatía: la empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de otra persona. Sin duda, es un proceso complejo que involucra tanto aspectos cognitivos como emocionales, pero que nos permite conectarnos emocionalmente con los demás, reconocer sus estados emocionales y responder de manera adecuada. Es una habilidad fundamental para la interacción social y el desarrollo de relaciones saludables. Por eso, cuando existe una falta de empatía las relaciones pueden resultar frías y distantes. Una persona que no se ha preocupado por desarrollar empatía puede que no sea tan buena como parece.

 

  • Siempre tiene razón: Además de que esta es una señal contraria a la que tendría una persona inteligente, creer que siempre tenemos razón muestra falta de humildad y una incapacidad para admitir errores y por supuesto, para aprender de ellos como haríamos si tenemos desarrollada la resiliencia. Este comportamiento dificulta además tener conversaciones abiertas y honestas con otras personas y es un síntoma de narcisismo muy claro y evidente.

 

  • Cotillean demasiado: difundir rumores y compartir información personal sobre otras personas con regularidad puede denotar una falta de respeto por la privacidad de los demás, y por ende, ofrecer una imagen de poca confianza.

 

  • Muy volubles: las personas que son muy inconsistentes en sus relaciones también ofrecen una imagen de poca seguridad y confianza. Resulta extraño que un día te traten con adoración y al día siguiente no te puedan ver. Esta imprevisibilidad es un rasgo común de las personas con narcisismo.