Un 15% de las nuevas consultas en los centros oficiales de estética son por efectos adversos de tratamientos ilegales. Según la Sociedad Española de Medicina Estética, el 65% de los procedimientos los están realizando perfiles no cualificados.
Hay dos precauciones básicas que debe tomar toda persona que quiera someterse a un tratamiento de cirugía estética. Uno: la clínica donde acuda debe tener el distintivo U48, la licencia sanitaria que identifica que es un centro sanitario autorizado y regulado por la Consejería de Sanidad que corresponda. Dos: siempre es un médico quien debe aplicar los tratamientos y debe estar perfectamente identificado mediante una chapa en su bata, con nombre y número de colegiado.
«Los tratamientos estéticos -alerta Juan Antonio López, presidente de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME)- son percibidos por la población como si fueran una simple técnica, pero no lo son. Son actos médicos que requieren de la apertura de una historia médica, de un seguimiento y de una actuación de un profesional médico».
Pinchando botox en los lavabos de cafeterías
Según denuncia la SEME, el 65% de los tratamientos médico-estéticos, «se están realizando por parte de profesionales no cualificados y un 20% se hacen en lugares no regulados». Entre esos lugares, los más habituales son peluquerías, domicilios «e incluso en cruceros o en baños de cafeterías», asegura la doctora Petra Vega, tesorera de la SEME.
Además del riesgo que supone ponerse en manos de alguien no profesional, alertan los médicos sobre las sustancias inyectadas -los tratamientos más habituales son las inyecciones de botox, de ácido hialurónico o los hilos tensores- que llegan en buena parte del mercado negro. «No hay trazabilidad en las sustancias, ni seguridad sobre el origen, sobre si se han conservado a la temperatura precisa e incluso si se han licuado algunos productos de forma que se pone al paciente menos cantidad de la prometida», explica la doctora Vega. Estas prácticas «claro que bajan los precios -asegura- pero a costa de la calidad. Y hace que materiales que valen 100 euros se vendan a 18».
Las clínicas oficiales han detectado también un aumento de robos de productos en sus consultas. «No se llevan ordenadores o aparatos que son mucho más caros -explica el presidente de SEME- sólo consumibles, son claramente robos por encargo».
Niñas de 14 años que piden aumento de labios
Más del 40% de la población española ha utilizado servicios de medicina estética en alguna ocasión, mayoritariamente las mujeres (71,8%). Y la edad media de acceso a estos tratamientos ha bajado de los 35 a los 20 años. Salvo casos excepcionales, la Sociedad Española de Medicina Estética no somete a estas prácticas a menores de 18 años, «aunque sí vienen menores a consulta -confirma la doctora Vega- he tenido niñas de 14 años que querían aumentarse los labios. En esos casos hay que tratar de educar y explicar que el cuerpo está creciendo y que realmente no lo necesitan». «Nunca se habían rechazado tantos pacientes como ahora», remarca Juan Antonio López.
La SEME pone el acento también en la responsabilidad de los pacientes «que se dejan llevar por ofertas tentadoras y se dejan arrastrar por la banalización de procedimientos que son muy serios». El 22% de la población, alertan, no sabe qué es la especialidad de medicina estética y sólo un 7% sabe que estos procedimientos son de uso exclusivamente médico. «Te quedas sorprendido -reconoce -Sergio Fernández, vicepresidente de la Sociedad- cuando te llegan a consulta y ves que muchos -hasta el 9%- no saben qué título tenía la persona que le ha realizado el tratamiento. Nos cuentan que les dicen que mientras los médicos estudian, ellos aprenden a pinchar».
Las fiestas de botox se han puesto de moda
En este contexto de banalización las redes sociales, los y las influencers tienen mucho que ver y mucho que decir. «Hay que poner freno -reconoce la SEME- se están poniendo de moda reuniones como las botox parties, que ofrecen tratamientos a menor coste a un grupo de mujeres reunidas por ejemplo en un domicilio». «Les ofrecen un par de copas, el ambiente es festivo -explica el doctor Juan Antonio López- les cuentan que no les va a doler, que es meter la aguja y empujar, que no hace falta seguimiento alguno. Un despropósito».
Para informar a la población sobre los riesgos de ponerse en manos inadecuadas y sobre la importancia de seguir unas pautas en los tratamientos de medicina estética, la Sociedad Española de Medicina Estética ha lanzado la campaña «Tu cara ya no me suena». Trata de diferenciar los procedimientos médicos de los estéticos, identificar las malas praxis y apoyar a los pacientes para que tomen decisiones informadas.
ondacero.es