Es la Escuela para el Desarrollo del Talento con la que fue pionera la Diputación de Badajoz en colaboración con la Federación Española de Universidades Populares

La Escuela para el Desarrollo del Talento de la Diputación de Badajoz y la Federación Española de Universidades Populares no es un instituto, ni una universidad, ni tampoco un espacio de coworking. Es la primera oportunidad real en Extremadura de descubrir las habilidades de muchas personas que, con pasión, pueden hacer mejor a la región.

El gran reflejo de ello ha sido la clausura de su segunda edición en la Residencia Universitaria Hernán Cortes, dependiente de la Institución provincial pacense. Una veintena de proyectos fueron expuestos ayer por los alumnos seleccionados este año, de diferentes edades y circunstancias, por eso algunos presentaron su propuesta a través de medios telemáticos.

Después de meses de sesiones presenciales, seminarios online, trabajo individual y colectivo, y ayuda de expertos que han colaborado de forma desinteresada, se enfrentaron a un comité de selección en el que estaban representadas la entidades organizadoras, con el firme propósito de conseguir la beca de 1.000 euros que concedían.

Antes de escucharlos, el diputado de Cultura, Deportes y Juventud, Ricardo Cabezas, les instó a seguir siendo igual de disciplinados y disciplinadas y a mantener su ilusión más allá del premio. Con su propio ejemplo, Cabezas les animó a enfrentar los nervios con confianza y les recordó que haber llegado hasta ese momento ya era todo un logro, puesto que “hay muchas otras personas que no tienen este tipo de oportunidades”.

Y, finalmente, les recordó que, en la medida de sus deseos y de sus posibilidades, la Diputación desea que su talento crezca junto a la tierra que lo ha visto nacer.

Soluciones y compromiso social

En efecto, la mayoría de los alumnos se fijaron en Extremadura y en Badajoz para pulir sus talentos y así, tras una primera fase de identificación de las competencias que les despertaban interés, han llegado hasta las carencias del entorno y han definido proyectos que se centraban en la puesta a disposición de herramientas para artistas, en urbanismo, en la creación de espacios de retiro, en la orientación académica…

El placer de sus exposiciones tuvo hueco también para la inteligencia artificial y la tecnología en general, ya que ven en ellas distintos caminos en los que apoyarse, por ejemplo, en la psicología que ayuda a los ciudadanos con sus sentimientos o en la actualización de los hogares para integrar dispositivos y mejorar lo que ya existe.

Igualmente, algunos de estos proyectos han salido a la naturaleza, han reclamado la lectura o han pensado en los colectivos más vulnerables, pero, como solo podía ganar uno, la beca fue para Carlos Gallego por su empresa creada para organizar eventos únicos y concretos.