Sus cuatro hermanos reconocen que lo ocurrido les ha dejado secuelas psicológicas difíciles de superar pese al paso del tiempo

Virtudes Manuela Valiente, la madre de Manuela Chavero, no ha podido contener el llanto este lunes tras prestar declaración en el juicio por la muerte de su hija que se sigue en la Audiencia Provincial de Badajoz contra Eugenio D, el único acusado. Sus lamentos han retumbado en la sala de vistas y han encogido el corazón de quienes los escuchaban. «Se me ha ido la mitad de mi vida con ella», aseguró. Virtudes contó que ha estado tres años sin salir de su casa y mostró su pesar porque su marido Emilio, hubiera fallecido sin que se hiciera «justicia» a su hija. Toma tranquilizantes, ansiolíticos y tila para dormir. «Estoy mal, cada día que pasa, peor», dijo.

También la vida de los hermanos de Manuela Chavero cambió el día que desapareció. Emilia es la más conocida, pues abanderó desde el principio su búsqueda y no se rindió hasta que la hallaron. Este lunes contó que si no ha tirado la toalla es por el apoyo que ha recibido y también por la promesa que hizo a su sobrino Adrián, hijo de Manuela Chavero, al que pidió que se centrara en sus estudios, mientras ella se encargaba de que su madre fuera localizada. El joven, que también testificó, tenía 14 años cuando su madre desapareció y su hermana menor, 14.

Yo sabía que se la habían llevado, que no se había ido ella». Nunca tuvo dudas y nunca dejó de buscarla, pese a sus temores. «Yo la tenía que encontrar, pero también tenía miedo de que el que se había llevado a mi hermana viniera a por mí», reconoció.

Tardó mucho en sospechar de Eugenio D., a quien fue incluso a buscar a su casa para preguntarle por un amigo. «Engañó a mi hermana y me engañó a mí», afirmó.

«Es mi pesadilla. ¿Qué pensaría mi hermana en esa casa sin encontrar salida? ¿Pensaría en sus hijos? ¿Pensaría en nosotros? No vivimos, vemos la vida pasar», lamentó.

Además, de Emilia, también declararon como testigos, sus otros tres hermanos, José Carlos, María del Carmen y Francisco José. Todos reconocieron padecer secuelas psicológicas por lo ocurrido a Manuela., a la que describieron como una persona buena, simpática y confiada.

«Yo tenía una vida normal y después de esto no he vuelto a ser el mismo», reconoció José Carlos, que fue quien puso la denuncia por la desaparición ante la Guardia Civil, tras ir a casa de su hermana con una amiga de esta, a la que no contestaba los mensajes y llamadas, pese a que habían quedado.

Otro de los testigos de la primera sesión fue el exmarido de Manuela, que durante un año fue uno de los investigados. Cuando se detuvo a Eugenio D. se sintió aliviado. «Yo no podía pisar el pueblo, estaban todos en mi contra», dijo para describir la situación que vivió.

Mientras declararon los familiares de Manuela Chavero, el acusado estuvo tras un biombo, pues pidieron expresamente no cruzarse con él. Al terminar, Eugenio D. no se sentó en el banquillo, sino junto a su abogado, lugar en el que permanecerá el resto de la vista.

Este martes está previsto que declaren otros 16 testigos, entre ellos, agentes de la Guardia Civil. También están citados los primeros peritos (en total hay 68).

EP