En la era de la comunicación digital, las llamadas de spam se han convertido en una molestia cotidiana para muchos ciudadanos. Sin embargo, una frase sencilla podría ser la clave para proteger nuestra privacidad y ejercer nuestros derechos: “¿De dónde habéis sacado mi número?”.

Esta pregunta, aparentemente inocua, es en realidad un poderoso instrumento amparado por la “Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales”. Según el artículo 11 de esta ley, las empresas están obligadas a informar sobre el origen de los datos personales que manejan. Si un teleoperador no puede o no quiere responder a esta pregunta, estaría incurriendo en una práctica ilegal.

El incumplimiento de esta normativa puede llevar a los afectados a presentar una denuncia ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), lo que podría resultar en sanciones significativas para la empresa infractora. Además, la legislación vigente prohíbe a las empresas realizar llamadas a números generados de manera aleatoria.

Por otro lado, la Policía Nacional advierte sobre la peor respuesta que se puede dar en estas situaciones: “¿sí?”. Al hacerlo, corremos el riesgo de que nuestra voz sea grabada y utilizada sin nuestro consentimiento para autorizar transacciones o contratar servicios fraudulentamente.

Esta noticia sirve como un recordatorio y una guía para todos los consumidores sobre cómo protegerse de las invasiones a la privacidad y las posibles estafas telefónicas. Con una simple pregunta, podemos hacer valer nuestros derechos y desalentar las prácticas de spam, reforzando la seguridad de nuestra información personal en el proceso.

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