El abogado defensor de Eugenio Delgado, el acusado de asesinar a Manuela Chavero en julio de 2016, José Antonio Carrasco, ha considerado que las fracturas de presentaba el cuerpo de la víctima pudieron producirse «antes de morir o días u horas después», debido a las condiciones en las que fue trasladado y sepultado el cádaver.

Carrasco se ha pronunciado de esta forma durante su primera intervención en el juicio por el asesinato de Manuela Chavero en julio de 2016 en Monesterio, que se ha iniciado este lunes en la Audiencia Provincial de Badajoz con jurado popular.

Durante su intervención, Carrasco ha instado a los miembros del jurado a no caer «en intentar hacer venganza por unos hechos tremendamente dolorosos», trsa lo que ha lamentado que hasta el momento se trata de «unos supuestos hechos que ya se presumen hechos», tras lo que ha señalado que su defendido, Eugenio Delgado, «será culpable hasta donde se acredite que sea culpable, no hasta donde quieran las acusaciones que sean culpables».

En ese sentido, el abogado defensor ha lamentado «el juicio mediático que esta parte lleva soportando desde que detuvieron a este señor», en alusión a Eugenio Delgado, en un caso que según ha dicho, «se ha querido llevar por ciertas, y lo digo clarísimamente, por ciertas presiones que aquí han ocurrido mediáticas en este asunto, hacia ciertos delitos que no están acreditados en absoluto».

Carrasco ha relatado que ese 5 de julio de 2016, el ahora acusado vuelve de un viaje a Huelva, en el que había comprado pescado y no le cabía en el frigorífico, por lo que fue a la casa que tiene en la calle Cerezo, en la que no vive nadie, y «tiene que dar corriente a la casa para dejar el resto del pescado»

Allí «hay pruebas de que ese día, esa hora, dio corriente eléctrica a su casa, lo cual concuerda que este señor fue», y califica de «absurdo» la versión sobre que fue a buscar a Manuela porque sabía que estaba sola en casa, ha dicho .

«Este hombre llega a casa de sus padres, donde él no vivía entonces, y efectivamente ve luz y ve a Manuela, deja los enseres que deja en su casa, que sería cuestión de minutos», por lo que a la vuelta le pregunta si quiere recoger una cuna que le había prestado Manuela para unos amigos.

FRACTURAS DEL CUERPO

A partir de ahí, el abogado defensor admite que «esta defensa tiene muy difícil de explicar qué ocurre desde que entran en casa a recoger la cuna», y qué pasó dentro, ya que solo existe la versión de Eugenio, quien asegura que «ocurrieron ciertas circunstancias en su casa en la cual fue incapaz, totalmente incapaz, de actuar ni de intervenir».

Carrasco admite que su defendido «tuvo la malísima idea de coger el cuerpo y enterrarlo», tras lo que señalado en este juicio «habrá que valorar si ese plus que piden las partes de agravar lo que ocurrió existe o no, y, sobre todo, si realmente hubo una violación o no», ha apuntado.

Finalmente, y respecto a las fracturas que presentaba el cuerpo de Manuela Chavero, José Antonio Carrasco ha asegurado que «todas las fracturas que tiene esta señora en cara y en costillas, todas se produjeron en un intervalo de tiempo que bien pudo ser antes de morir o incluso días, horas o días después de morir».

En ese sentido ha recordado «la forma en la que se produjo el traslado y la sepultura» al cuerpo que trasladó «en una pala de un tractor por el campo, campo a través», por lo que señalado que se trasladó «un cuerpo inerte con la amortiguación de un tractor en la pala del tractor desde el cortijo» por «el suelo agreste de una dehesa hasta llegar al sitio.

Posteriormente le echó «dos o tres mil kilos de tierra y piedras» para enterrarla, por lo que el abogado ha considerado que «pretender imputar que esas fracturas se produjeron en vida, es igual que suponer que todas se produjeron, ya fallecidas, como dicen los técnicos no sospechosos de parcialidad del Instituto de Ciencias Forenses de Madrid».

Unas heridas que «se pudieron producir ya fallecidas estas señoras por ciertas labores de enterramiento y demás», ha señalado el abogado defender, quien ha pedido al jurado que «se aíslen de lo que son las posturas de cada uno de nosotros» y que «valoren con la racionalidad que deben hacer las pruebas que se practiquen» en este juicio.

EP