Ante las acusaciones realizadas contra los Bomberos Forestales de la Zona de Coordinación de la Serena, la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural señala lo siguiente: En los incendios que afectan a las dehesas, una vez asentada la combustión en un ejemplar de encina añoso, es muy difícil su extinción.
Para ello se requiere de varios miles de litros de agua y, pasados unos días tras su evaporación, existe el riesgo de que se reavive el fuego.
Destinar recursos para apagar encinas condenadas de antemano, por su mal estado vegetativo, resta recursos de otras intervenciones en las que pueden estar en juego bienes no forestales o personas. Es imposible determinar el daño producido sobre la resistencia estructural del árbol.
Abandonar estas encinas dañadas en el campo puede ser peligroso para los bomberos y para el resto de ciudadanos, pudiéndose producir la caída de estos ejemplares meses después.
Además, si la combustión ha permanecido en el interior de fustes o ramas y el árbol está en el perímetro del incendio puede volver a desencadenarse un incendio forestal.
Por tanto, y entendiendo que la visión de un ejemplar de encina de buen porte en llamas puede herir la sensibilidad ambiental de cualquiera, la profesionalidad y el compromiso de los Bomberos Forestales de la Zona de la Serena esta fuera de cualquier discusión.
Desde la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural se reitera que dichos trabajadores han demostrado con su esfuerzo y buena disposición su elevada preocupación por el importantísimo patrimonio forestal de Extremadura.