La Asociación de Cetreros de Extremadura (Aceex) ha presentado ante la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Extremadura el expediente para el reconocimiento de la cetrería como Bien de Interés Cultural (BIC) de Extremadura.

En dicho expediente se define la cetrería como un arte tradicional e incluso ancestral cinegético que utiliza aves rapaces para cazar, pues en el momento de extenderse el uso de armas de fuego en la caza la cetrería ya tenía más de 3.000 años de historia.

Asimismo, subrayan que se trata de la modalidad cinegética «más sostenible» de todas la que se practican en la actualidad. Así, los halconeros extremeños que cazan por altanería, por ejemplo, se dan por «satisfechos» si consiguen cobrar una sola pieza en toda una jornada de caza. Incluso es posible, en muchas ocasiones, sacar viva la pieza de las garras al ave rapaz y devolverla a la naturaleza, indica la asociación en una nota de prensa.

La cetrería se practica en la actualidad en más de 70 países y su «alto nivel de exigencia» la ha convertido también en la «más minoritaria» de las modalidades de caza. El escritor Miguel Delibes la definió como «la única forma vocacional de esclavitud elegida por el hombre». Y es que, para sus practicantes, es «una forma de vida que les ocupa gran parte de las horas del día, todos los días del año».

CAMPEONATO DE CETRERÍA EN LLERENA

Extremadura mantiene una notable relación histórica con la cetrería y de ella caben destacar poemas medievales del Reino Aftasí, tratados de cetrería de los siglos XVI y otras muchas manifestaciones que demuestran una «interacción singular» entre la región extremeña y la cetrería, así como una «práctica mantenida y desarrollada a lo largo del tiempo».

En esta comunidad cada vez hay más aficionados y «no son pocos» los que, al iniciarse en esta práctica, abandonan la caza con armas de fuego, aseguran. Fue una «práctica hermética y restringida» en el pasado y ahora «se abre cada vez más a la sociedad» por medio de certámenes como el Campeonato de Extremadura de Altanería y Bajo Vuelo, celebrado anualmente en Llerena.

Asimismo, recuerdan que la cetrería fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO el 16 de noviembre del año 2010. Constituye el Patrimonio Cultural Inmaterial con «más apoyo internacional» en la historia de la UNESCO, ya que esta declaración fue respaldada por 23 países, incluida España, lo cual es algo «completamente excepcional».

La cetrería ha estado a lo largo de su «dilatada historia» a punto de desaparecer tanto por su elevado nivel de exigencia como por la «fragilidad» de las propias aves de presa. La cría en cautividad de estas aves por parte de los cetreros ha permitido tanto la supervivencia de muchas especies de rapaces, al repoblar poblaciones amenazadas, como la supervivencia de la propia cetrería.

Gracias a la intervención de «destacados cetreros» con sus técnicas, instrumentos y conocimientos se han recuperado rapaces en peligro crítico de extinción como el cóndor de California, el águila harpía, el quebrantahuesos y un «largo etcétera» en el que destacan especialmente los halcones peregrinos en los Estados Unidos de América.

La cetrería ya ha sido reconocida como BIC en dos comunidades autónomas, en concreto, en Castilla-La Mancha y Castilla y León.

La declaración de la cetrería como BIC se sostiene en «valores atemporales y compensaciones inmateriales» entre los que se han destacado la paciencia, la tenacidad, la constancia, el esfuerzo, el afán de superación, la capacidad para observar y resolver situaciones adversas con ingenio.

Así como la capacidad para asumir y revertir errores propios, la generosidad, la empatía, la observación o el buen juicio. Cualquier persona que se dedique a esta modalidad con éxito debe ser partícipe de estos valores.

También se sostiene en el reconocimiento de la cetrería como modalidad cinegética respetuosa con la naturaleza, acervo cultural vivo y tradición histórica que se traslada de generación en generación, subrayan desde la asociación.

Aporta «importantes valores intangibles» a la sociedad moderna en ámbitos muy variados: la conservación de las aves de presa en peligro, seguridad en la aviación por la prevención de colisiones en aeropuertos, su aporte a disciplinas académicas como la ornitología y la biología, avances en la ciencia veterinaria y a los cimientos de la psicología del aprendizaje. Incluso en las relaciones diplomáticas internacionales.
«Este arte milenario, espectacular y sobrecogedor está hoy al alcance de todos aquellos que quieran practicarlo», aseguran