EFE.- El escritor y periodista Joaquín Araújo, Premio Nacional de Medio Ambiente y Premio Global 500 de la ONU, considera que la “estupidez” lleva al ser humano a la contradicción de destruir lo que en el fondo prefiere, como la belleza a lo contaminado.
Y denuncia que la naturaleza está “muy enferma” por culpa de un sistema económico devorador y codicioso.
Araújo (Madrid,1947), colaborador del recordado Félix Rodríguez de la Fuente , ofrece ‘999 sugerencias que me hizo la Natura’ en un ensayo poético con este título que ha publicado recientemente la Editora Regional de Extremadura.
Se trata de la recopilación de aforismos de toda una vida de un incansable naturalista que suma 120 libros, que ha dirigido y escrito el guion de 300 documentales, que ha impartido 2.500 conferencias y que ha plantado tantos árboles como días ha vivido.
Dos sueños: ser escritor y cultivador
Afincado desde 1972 en una finca de la comarca cacereña de Las Villuercas, lo que le ha permitido deleitarse con ver amanecer la mitad de su existencia, comenta en una entrevista telefónica con EFE desde su refugio que ha podido cumplir sus dos sueños: ser escritor y cultivador.
“Nací genéticamente campesino”, bromea Araújo, ya que vino al mundo en el centro de Madrid, donde estudiaría en un liceo extranjero, en el seno de una familia de militares y sin antecedentes rurales directos en cuatro generaciones.
Tras el deseo de ser cultivador -el primer anhelo fue el de escritor- entró en las primeras organizaciones ecologistas y ahora, que ya debería estar jubilado hace mucho tiempo, se considera “el anciano de la tribu” entre activistas y divulgadores.
Con esa experiencia, alguien como él, que ya estuvo en contra de la Central Nuclear de Almaraz (Cáceres) incluso antes de que se construyera, hace hincapié en el “abismo” que hay entre “lo que parecen logros y los resultados” en materia de medio ambiente.
La pérdida de biodiversidad
Es decir, aunque leyes, administraciones, tratados internacionales o divulgación “se han multiplicado por mil” y se haya avanzado en concienciación, lo cierto es que la biodiversidad se ha reducido a la mitad desde hace 50 años porque el sistema económico prefiere “destruir y seguir ganando”.
“Al futuro le gustaría llegar pero ya no depende de él”, dice uno de sus aforismos, al que acompañan numerosas citas de Albert Camus, Ortega y Gasset, Miguel Delibes o una del escritor italiano Césare Pavese que escribió en la pared de su habitación con 16 años.
El despilfarro energético
Contrario a la mina de litio de Cáceres, rechaza el argumento de que este mineral sea fundamental para la nueva economía y aboga por incidir en un cambio del modelo energético basado en el ahorro del consumo.
A su juicio, se puede vivir con el mismo bienestar gastando la mitad de la energía, ya que el resto es “puro desperdicio”. “No me pida usted que siga reventando la tierra, contaminando, amenazando, porque el imperativo es tener más energía”, recalca.
Además, las empresas mineras, casi siempre canadienses, son ajenas al tejido social y se llevan las ganancias del territorio, según Araújo.
El naturalista, que considera un “disparate” que la Unión Europea considere “verde” la energía nuclear, está a favor de que la instalación de placas solares y molinos eólicos, “cuantos más mejor”.
Pero no en medio de una dehesa o un pastizal, precisa, porque hay otros sitios para ello, pero falta planificación por parte de las administraciones.
La defensa de la vida
Araújo lamenta que la estupidez del ser humano le lleve a considerar que el cambio climático es algo ajeno que no va con él -la entrevista se produce un día antes de las graves inundaciones de Valencia y Albacete- y que gran parte de la humanidad resida lejos de lo que lo que le da la vida.
Por ello, en su libro proporciona 77 definiciones de vida – “el más bello espectáculo del universo” o “lo más respetable y lo menos respetado”, y 99 recetas” para no devorar el mundo: “Poco se comprende si no se comprende que el aire respira, el agua bebe y la tierra come”.
Así se expresa Araújo, que complementa su labor pública en radio, prensa, televisión y como conferenciante con el disfrute de sus cultivos, sus gallinas y sus cabras y de muchos días en soledad, sin carreteras ni casas ni tendidos eléctricos a la vista, con el pueblo más cercano a 15 kilómetros -Navatrasierra-, que apenas llega a los 200 habitantes, y frente a un “océano de árboles”.
“La calma es la mejor cosecha de la naturaleza”, como le gusta decir, mientras saborea dos libros a la semana.