El alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, acompañado por la primera teniente de alcalde, Carmen Yáñez, y la delegada de Urbanismo, Silvia Fernández, ha inaugurado este viernes en la Estación de Recogida de Aguas Residuales (EDAR) una de las plantas más grandes del mundo y la mayor de Europa de tratamiento de aguas residuales basadas en microalgas.

El alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, acompañado por la primera teniente de alcalde, Carmen Yáñez, y la delegada de Urbanismo, Silvia Fernández, ha inaugurado este viernes en la Estación de Recogida de Aguas Residuales (EDAR) una de las plantas más grandes del mundo y la mayor de Europa de tratamiento de aguas residuales basadas en microalgas.

Esta acción se enmarca dentro del proyecto de I+D ‘H2020 Sabana’, que ha contado con una inversión de 11 millones de euros procedentes de fondos europeos y 1.500.000 euros que ha aportado la empresa Aqualia, concesionaria del Servicio de Aguas en la ciudad de Mérida.

El alcalde ha señalado que la planta «de las más grandes del mundo, y la más grande de Europa, viene alineada con los objetivos del Gobierno de España, con los ODS en cuanto a la sostenibilidad, a las políticas de depuración de aguas o a las medidas que se tienen que implementar para hacer «más eficientes, menos costosas y más naturales» estos tratamientos.

Además, Rodríguez osuna ha destacado que, con esta planta «se mejorará la calidad del agua de los vecinos y vecinas de la ciudad de Mérida», por lo que ha agradecido a la empresa Aqualia que hayan apostado por la capital extremeña para la instalación de la misma.

Por su parte, el director de Zona I Aqualia España, Matías Loarces Úbeda, ha explicado que esta planta de aguas residuales cuenta con el mayor reactor de Europa, que considera «muy interesante» para su aplicación en pequeños municipios.

«Trabajamos en cientos de ayuntamientos y siempre buscamos algo que nos diferencie del resto de operadores y esa diferencia tratamos de buscarla en estar muy pegarnos a las pequeñas poblaciones», ha apuntado.

Por otro lado, ha indicado que han elegido Mérida «porque es un proyecto que viene de lejos, un proyecto que supone el ejemplo de la colaboración pública y privada, para ofrecer soluciones sostenibles en el tratamiento de aguas residuales».

CONSORCIO

Este proyecto de investigación está integrado por un consorcio de 12 entidades, entre las que se encuentra Aqualia, de cinco países (España, Italia, Alemania, Hungría y República Checa).

Su objetivo es estudiar la posibilidad de cultivar microalgas a partir de los nutrientes contenidos en las aguas residuales para así obtener biomasa y su posterior valorización como biofertilizantes, bioestimulantes y/o biopesticidas de alto valor agronómico.

La tecnología de microalgas representa un nuevo paradigma de la depuración de aguas residuales, ya que convierte las estaciones depuradoras (EDARs) en fuente de recursos «verdes» de alto valor añadido (bioplásticos, biofertilizantes, cosméticos) a la vez que se reduce de forma significativa los requerimientos energéticos para tratar las aguas de forma eficiente.

Asimismo, ‘H2020 Sabana’ convierte a la EDAR de la capital extremeña en una biofactoría a escala real, y un «claro ejemplo» de economía circular aplicado a escala industria, informa en nota de prensa el Ayuntamiento de Mérida.

Para esto se ha construido un área de tratamiento de cerca de 20.000 metros cuadrados, donde se han instalado los denominados «raceway» (un carrusel de agua abierto con poca profundidad donde se cultivan las microalgas), que da una capacidad de tratamiento de aguas residuales de alrededor de 2 millones de litros al día y una producción de biomasa de alto valor cercana a las 200 toneladas al año.

El responsable del proyecto H2020 Sabana en Aqualia, Zouhayr Arbib, ha destacado que esta nueva biofactoría supone un «cambio de paradigma» del modo en que se ve el agua residual y las depuradoras.

En Sabana el agua residual pasa de ser un desecho a convertirse en materia prima para la obtención de un subproducto de gran valor (los biofertilizantes) y para las depuradoras, que «siempre» han sido infraestructuras con un «gran» consumo energético, se abre la posibilidad de que se transformen en fábricas de bioenergía gracias a las microalgas».

Además, ha destacado que se ha elegido Mérida porque Extremadura «es un sitio perfecto para instalar este tipo de tecnologías innovadoras y perfectas para demostrar la viabilidad técnica y económica, y Mérida es el sitio perfecto». Así, Aqualia ya cuenta con «amplia experiencia» en este tipo de proyectos en el territorio nacional.

Actualmente cuenta con instalaciones para validación de este mismo proceso, habiendo superado los nueve años de operación en los sistemas raceway, y habiendo conseguido un proceso «estable» y «continuo» de depuración con los mismos.