Extremadura ha registrado durante este mes de estado de alarma por el COVID-19 una donación de un riñón y se han realizado dos trasplantes, el de este órgano y el de un hígado procedente de fuera de la región, que han sido trasplantados a dos pacientes en el Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz, el único que realiza estas operaciones en la comunidad autónoma.

En declaraciones a Efe, el coordinador regional de Trasplantes, Luis López Sánchez, ha indicado que el número de trasplantes tanto en España como en Extremadura ha descendido un 85%, ya que «toda esta situación de pandemia y de crisis sanitaria ha afectado grandemente» a la organización nacional que se encarga de llevarlos a cabo y que es un referente en el mundo.

Al hecho de que haya habido menos donantes, se ha unido «lógicamente que era necesario optimizar las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), que han estado sobresaturadas de pacientes con COVID-19, lo que ha impedido que pudiera disponerse de camas para realizar trasplantes».

Eso ha provocado que solo pudieran atenderse las llamadas «urgencias cero», la de aquellos pacientes que «necesitan un órgano urgentemente» para poder seguir viviendo, como el caso del trasplante hepático llevado a cabo en Badajoz y que ha sido el único de este tipo que se ha registrado durante el estado de alarma en la región.

Según Luis López, a todos los potenciales donantes se le hace la prueba del PCR de coronavirus y solo en caso de que sea negativo se le considera como tal, ya que es necesario descartar que sean portadores del virus, pues las personas que van a recibir un trasplante tienen que ser «inmunosuprimidas» para evitar el rechazo del órgano, con lo que el riesgo de desarrollar la enfermedad COVID-19 «sería altísimo».

«Todo esto conlleva que el operativo de trasplante tenga que retrasarse», a lo que se une «la dificultad de movilidad hoy en España; es difícil que vengan equipos de fuera, que se abran aeropuertos que están cerrados, es decir que la infraestructura que está bastante rodada habitualmente es complicado mantenerla ahora», reconoce el coordinador regional de Trasplantes de Extremadura, donde actualmente unas 70 personas esperan para un trasplante de riñón «8 ó 9» aguardan para recibir un hígado.

Luis López reconoce que la situación es «dura» para las personas que llevan tiempo a la espera de ser trasplantadas, aunque «ellos son bastante conscientes de la situación que estamos viviendo», según le ponen de manifiesto en los contactos que mantiene con las asociaciones de pacientes.

«De hecho en algún caso ha habido alarmas en trasplantes y los receptores han preferido esperar ante los riesgos que existen. Ellos son conscientes de que estamos viviendo una situación excepcional y que ahora la prioridad, siempre que se pueda, es otra», reitera.

Aún así, según López, a pesar de que «las circunstancia son complicadas de resolver», los coordinadores «seguimos trabajando» y «siempre que surja la oportunidad y que los recursos nos lo permitan» continuarán las operaciones para trasplantar órganos.

También espera que «a medida que vaya descendiendo el nivel de alarma» por la pandemia, toda la coordinación y actuación en torno a esta actividad sanitaria en España pueda ir volviendo a su cauce y, en ese sentido, ha confiado en que «para antes del verano podamos tener una situación relativamente normal».

En lo que no se ha alterado nada la actividad, según ha explicado, es el ritmo de búsqueda de personas compatibles para poder donar médula, ya que se tramita la solicitud de los pacientes con leucemia u otras enfermedades de la sangre que requieren un trasplante y se inicia el arduo rastreo para encontrar un donante compatible en los registros que existen y se comparten entre distintos países.