El director general de Acción Exterior, Pablo Hurtado Pardo, y el director del CEMART, Antonio Marín Cumplido, han presidido la entrega del VIII Premio Internacional de Fotografía ‘Santiago Castelo’ 2024 Extremadura-Alentejo-Centro, donde el jurado del certamen ha determinado conceder, por primera, el primer premio ‘ex aequo’ a los fotógrafos Matías Costa y Félix Méndez por sus obras «La Misericordia de Olivenza» y «En tierra quemada VII».
También han asistido el presidente de la Asociación Unesco Extremadura, José Luis Bernal Salgado, así como el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cáceres, Jorge Lorenzo Suárez, y una amplia representación de las Comisiones de Coordinación y Desarrollo Regional de Alentejo y Regiao Centro de Portugal.
La exposición de las 26 obras finalistas fue inaugurada puede contemplarse en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres hasta el 7 de noviembre de 2024.
Este galardón fue creado por la Asociación de Extremadura para la UNESCO en 2017, como homenaje al que fuera el presidente de esta entidad, el periodista José Miguel Santiago Castelo. En 2019, el certamen amplió su delimitación geográfica extremeña para alcanzar su carácter internacional y transfronterizo, con la incorporación de las regiones portuguesas de Alentejo y Centro, que junto con Extremadura conforman la eurorregión EUROACE, territorio en el que deben haber sido tomadas las instantáneas que participan en el concurso.
Al igual que en años anteriores, el concurso cuenta con el patrocinio y colaboración de la Dirección General de Acción Exterior, a través del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas y del programa de Cooperación Transfronteriza INTERREG VI-A POCTEP España-Portugal, así como de la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes y de organismos de las regiones portuguesas Alentejo y Centro.
En su intervención, Pablo Hurtado destacó la importancia de la cultura como elemento transversal imprescindible para la cooperación transfronteriza, pues «conocer y apreciar la cultura de nuestros vecinos supone un enriquecimiento mutuo que facilita y promueve la colaboración también en otros ámbitos».
AUTORES Y OBRAS GANADORAS
El extremeño Félix Méndez, residente en Badajoz, lleva más de veinte años trabajando con la fotografía como su medio de expresión personal y artística. Su pasada trayectoria profesional en las artes escénicas influye en su mirada de fotógrafo y en sus planteamientos técnicos y expresivos, en el manejo de la luz, el dinamismo de las líneas naturales, el sentimiento y, sobre todo, la intención de contar historias y narrar lo que ocurre tanto dentro como fuera del plano retratado.
Méndez tiene experiencia en todo tipo de proyectos, como artículos y reportajes de prensa, música y teatro, publicidad, proyectos artísticos personales¿ en todo tipo de lugares, pues ha realizado trabajos fotográficos, de Senegal a Colombia, de Berlín a Cuba, por diferentes países de Europa, América y África.
Ha retratado la naturaleza devastada y en noviembre de 2022 expuso en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), dentro del Festival Negativo Foto, su proyecto-performance «Habitación 306», sobre la soledad, la enfermedad y la muerte.
También, ha recibido importantes premios, como el primer premio de fotografía «Ciudad de Badajoz» en 2014, el segundo premio en 2019 del mismo Certamen, así como el primer premio de fotografía teatral FATEX los años 2013 y 2021, siendo finalista del «Santiago Castelo» en las tres últimas ediciones.
Su obra premiada en esta ocasión, «En tierra quemada VII», refleja según el autor que «Portugal y España sufren tiempos de sequía, tormentas torrenciales, clima extremo, dos países que lideran las listas en número de incendios y en hectáreas arrasadas en Europa».
«Cada verano, siempre más largo e intenso que el anterior, en muchas poblaciones rurales viven con la amenaza y la incertidumbre de cuál será la próxima tierra quemada. Durante semanas, estos últimos años, he formado parte de ese paisaje amenazado, he pisado tierras devastadas por el fuego, campos negros llenos de silencio», añade Méndez.
El fotógrafo ha visto la pérdida del entorno, la capacidad destructiva del fuego, y se ha preguntado: ¿Qué sucede después de las llamas?, lo que le ha llevado a la creación del proyecto «En tierra quemada», ganador del concurso.
Matías Costa nació en Argentina, reside en Madrid y es fotógrafo y periodista. A través de la fotografía, de la escritura y de material de archivo, su trabajo se centra en las nociones de identidad, territorio y memoria, y en el extrañamiento con el que finalmente se enfrenta a estas cuestiones. La búsqueda y el azar son motores en su proceso.
Su trabajo ha sido reconocido internacionalmente con importantes premios, como el World Press Photo, que ha obtenido en dos ocasiones; Descubrimientos PhotoEspaña en su primera edición o el Premio Internacional de Fotografía Banca March. Ha expuesto su trabajo en la Sala Canal de Isabel II, en el Museo Reina Sofía, en el Albert Hall Museum, en la Photobiennale de Moscú o el Centro de la Imagen de Ciudad de México, entre otros espacios.
La obra forma de Costa forma parte de relevantes colecciones, como el Ministerio de Cultura, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la colección de Gobierno de la Casa Rosada en Argentina, la Colección Alcobendas, el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá o el Moscow House of Photography.
Desde 2021 compagina su actividad artística con el comisariado, edición y gestión cultural, como director de Leica Gallery en Madrid.
«La Misericordia de Olivenza», su obra ganadora en el VIII Premio Internacional de Fotografía ‘Santiago Castelo’ 2024, en palabras del autor, es «un proceso creativo y personal siempre recogido en mis cuadernos de campo. A veces acompaño las imágenes con citas de libros con los que me identifico y considero que acompañan y complementan las fotografías».
En este caso, la imagen de ¿La Misericordia de Olivenza¿ está arropada por una cita del «Livro do Desassossego», de Fernando Pessoa, que hace referencia al viaje y la mirada, tal como el premiado también lo entiende.
«En este juego de resonancias del azar, un lugar fronterizo que fue espacio de refugio para huérfanos y desarraigados, hecho de azulejos barrocos y columnas toscanas, me sirve para producir una imagen que habla de mi propio desarraigo y orfandad, de la construcción, deconstrucción y reconstrucción de la identidad y la memoria en cada viaje, en cada paso del camino», explica Costa.