A Loida Zabala le detectaron un cáncer terminal el pasado mes de diciembre. Pese a ese revés, tenía claro su objetivo. Estar en sus quintos Juegos Paralímpicos. La levantadora de peso lo ha logrado y reconoce que es la primera vez que ha llorado en una competición.
La deportista anunció en sus redes sociales el pasado mes de diciembre la dura noticia: «Tengo cáncer de pulmón, es una neoplasia maligna que se ha diseminado al cerebro».
«Me encanta vivir el momento, conseguir sueños y metas y se basa en eso en conseguir metas», decía en Radioestadio noche ante este mazazo que le dejó en estado de shock: «Después del diagnóstico del cáncer, ha sido una noticia muy impactante. He tenido que parar mi vida, me quedé sin hablar media hora, fue un shock pero me dijeron que hay un tratamiento específico para este tumor y los sueños siguen ahí y voy a dar todo lo posible para estar en París».
No renunció a estar en París ni mucho menos: «Los sueños siguen y hay que agarrarse. Cuando hay una noticia tan difícil de sobrellevar físicamente hay que agarrarse a ello. A veces sonrío y ni siquiera sé por qué, porque soy feliz».
Y ha cumplido su sueño de estar en sus quintos Juegos Paralímpicos. No ha podido evitar emocionarse ante una gesta que ha estado en duda hasta el último momento.
«Me dijeron que solo tendría unos años de vida»
Loida Zabala ha compartido una experiencia profundamente conmovedora en su camino hacia los Juegos Paralímpicos de París.
Ha confesado lo que ha significado para ella llegar hasta ahí, especialmente después de haber sido diagnosticada con cáncer terminal. «Llegar a París ha sido como un sueño… cuando me detectaron el cáncer y me dijeron que iba a ser terminal, que solo tendría unos años de vida, me centré en París. París se ha convertido en un pilar súper importante a nivel emocional. Tenía miedo de no llegar, era casi imposible con el estado en el que me encontraba. Pero finalmente, he conseguido bajar de peso, aunque me ha costado muchos días de esfuerzo y sacrificio».
A pesar de los desafíos físicos, ha logrado superar sus propios límites: «Al final, he hecho tres intentos válidos, algo que nunca había logrado en ninguna competición internacional».
La incertidumbre ha sido una constante en su preparación, hasta el último momento. «Ha sido muy complicado porque si los médicos te dicen que no puedes competir, no puedes competir, y ya está. En enero pesaba 61 kilos, he bajado a 50, he estado muchos días en ayunas, con controles médicos constantes… Entonces, cuando me han dado la noticia de que todo estaba bien y que podía competir, ha sido como si me hubieran dicho que estaba clasificada nuevamente».
A pesar de todo lo que ha pasado, Zabala no se considera una inspiración, aunque muchos en España la ven de esa manera. «No me considero una inspiración realmente. Yo sé que esa fuerza interior que se me ha visto ahora la tiene cualquier persona. Quizás si alguien no ha pasado por ciertas situaciones no ha llegado a descubrirlo, pero yo no sabía que era tan fuerte, y sé que todos tienen esa fortaleza dentro».
Sobre los últimos meses, ha admitido que ha tenido muchas dudas y miedos sobre si podría competir. «Lo he dudado mucho, lo he hablado con las personas más cercanas. Ha sido muy difícil, y tenía mucho miedo de que me dijeran que no iba a París. Pero al final, todo se ha dado para que esté aquí hablando, y me parece algo increíble. La vida a veces te da sorpresas. Si me hubiera hundido, si hubiera tirado la toalla, no estaría viviendo este momento». Al reflexionar sobre su experiencia en la competición, no ha podido contener la emoción: «Levantarte en la banca, hacer tres intentos y ver a tu familia… es algo increíble».
Uno de los momentos más especiales para Zabala ha sido la presencia de su familia y amigos, algo que no ha podido experimentar durante los Juegos de Tokio debido a la pandemia. «Ha venido mi madre, mi hermano, mi pareja, amigos… también ha venido gente de Extremadura. Esto es algo que no había vivido en Tokio, donde ni siquiera teníamos público. Es algo increíble».
Cuando se le ha preguntado sobre el futuro, Zabala ha dejado claro que no tiene planes de detenerse. «Voy a tener un siguiente objetivo. Me gustaría revalidar el título de campeona de Europa dentro de dos años, lo que me da tiempo para recuperar el estado de forma en el que estaba el año pasado. Después, me gustaría sobrevivir a Los Ángeles 2028». Aunque planea unos días de descanso al regresar a España, su enfoque está claro: «Voy a empezar a prepararme. No quiero parar. Cuando haces lo que te apasiona, ya te sientes en vacaciones».
Finalmente, Zabala ha compartido un momento especialmente emotivo durante la presentación de la competición. «Es la primera vez que he llorado en una presentación. Me ha parecido una tontería llorar, pero ha sido tan emocionante… mi familia estaba de pie ahí, con camisetas rojas, y aunque soy miope, sabía que eran ellos. Era como ‘Dios, no me lo puedo creer'».
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