El agua, como motivo de reencuentro intergeneracional
El murmullo del agua volvió a escucharse con un significado especial en las calles de Hornachos. En una jornada cargada de emoción, memoria y aprendizaje, el alumnado de 2º de ESO del centro educativo de la localidad compartió vivencias con las personas mayores del SEPAD de Hornachos, redescubriendo juntos el valor patrimonial, histórico y afectivo de las fuentes y pilares tradicionales que conforman parte esencial de la identidad hornachega.
La actividad, impulsada y coordinada por las profesoras de Educación Física Ángela Manzano Alonso y María José Domínguez Campa, se centró en un recorrido por tres enclaves emblemáticos: El Pilar de Palomas, la Fuente de Los Moros y el Lavadero. Estos espacios, antaño punto de encuentro, convivencia y vida cotidiana, se convirtieron en auténticas aulas abiertas donde el pasado y el presente dialogaron al ritmo del agua que aún mana de sus caños.
La jornada, enmarcada dentro del Programa Intergeneracional que el centro desarrolla por segundo año consecutivo, busca fomentar la conexión entre generaciones y poner en valor la riqueza cultural y natural del entorno. La la coordinadora Montse Álvarez este programa pionero ha demostrado que la educación no solo ocurre dentro de las aulas, sino también en los espacios compartidos, en las experiencias vividas y en el intercambio de saberes entre jóvenes y mayores.
“Cada visita, cada historia contada por nuestros mayores, ha sido una lección de vida”, destacó la profesora Domínguez Campa.
“Los alumnos comprendieron que las fuentes y pilares eran lugares de socialización, de esfuerzo y de comunidad. El agua era un bien común que unía a todos”, añadió la profesorra Manzano Alonso.
Durante la experiencia, los mayores del SEPAD compartieron sus recuerdos sobre cómo estas fuentes servían para abastecer de agua a las familias, lavar la ropa o simplemente conversar en las tardes de verano. En especial, la vecina Reme Rabadán ofreció un valioso testimonio sobre la historia y las tradiciones ligadas a cada enclave, despertando la admiración y el respeto del alumnado, que escuchó con atención cada palabra.
El papel de Cruz Roja fue igualmente fundamental, aportando apoyo logístico y humano para el correcto desarrollo de la actividad. Todo el evento estuvo guiado por la metodología de Aprendizaje y Servicio (ApS), una estrategia educativa que combina el aprendizaje académico con el compromiso social. Este enfoque permitió que el alumnado no solo conociera la historia local, sino que viviera en primera persona los valores del respeto, la cooperación, la empatía y la solidaridad.
El resultado fue una jornada en la que la educación, la emoción y la memoria colectiva se entrelazaron en perfecta armonía. Los jóvenes se mostraron profundamente implicados, valorando el esfuerzo de sus mayores y comprendiendo que detrás de cada piedra, cada fuente y cada pilar se esconden siglos de vida comunitaria.
El profesorado valoró especialmente el entusiasmo y la participación activa de todos los implicados, destacando que actividades como esta “reafirman la misión del centro como espacio abierto, inclusivo y comprometido con su entorno”. Además, el SEPAD subrayó el poder transformador de estos encuentros, que fortalecen el bienestar emocional y social de las personas mayores, al tiempo que aportan aprendizajes vitales a las nuevas generaciones.
“Es emocionante ver cómo los jóvenes se interesan por lo que un día fue nuestro día a día. Es como volver atrás en el tiempo y sentir que lo vivido sigue teniendo sentido”, comentó uno de los participantes del SEPAD con visible emoción.
La jornada concluyó con una reflexión conjunta sobre la importancia del agua como símbolo de vida, unión y memoria. En un mundo cada vez más digitalizado y acelerado, Hornachos ha sabido detener el tiempo para reconectar con su esencia, recordando que el verdadero progreso se construye sobre la base del respeto a la historia y el encuentro entre personas.




