Mientras que la prevención de enfermedades centra muchos esfuerzos, la salud cerebral es una de las olvidadas.
El envejecimiento cerebral es un proceso inevitable, pero la forma en que cuidamos nuestro cerebro puede marcar una diferencia significativa en nuestra salud cognitiva a largo plazo. Por eso, hay unas pautas que nos ayudan a preservar la salud cerebral, y en particular, favorecer la prevención de la demencia.
Hay un hábito fundamental que puede reducir significativamente los riesgos de desarrollar demencia.
Ejercicio físico: el aliado número uno del cerebro
Si aún no has integrado el ejercicio en tu vida diaria, este es el momento. No solo es clave para mantener el corazón y los músculos en forma, sino que también juega un papel vital en la salud del cerebro. Numerosos estudios han demostrado que el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, lo que puede contribuir a reducir el riesgo de desarrollar demencia.
En un estudio, llevado a cabo durante un año con personas de entre 55 y 80 años, se encontró que aquellos que realizaban ejercicio aeróbico regular (al menos cuatro sesiones semanales de entre 30 y 40 minutos) mostraron una mejor circulación hacia el cerebro. Esto es especialmente relevante, ya que una disminución en el flujo sanguíneo cerebral está relacionada con el deterioro cognitivo. Aunque aún no se ha demostrado si estos cambios afectan directamente la memoria o el razonamiento, los científicos creen que estos hallazgos son un paso importante en la investigación sobre cómo el ejercicio puede influir en la función cerebral.
No es el único beneficio
El ejercicio también ayuda a combatir otros factores de riesgo asociados a la demencia, como la hipertensión, la obesidad y la diabetes. Estas condiciones aumentan el riesgo de deterioro cognitivo, pero llevar una vida activa físicamente puede contrarrestar estos efectos. Además, el ejercicio ayuda a mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés.
Algo tan simple como caminar unos minutos al día ya trabajará por la salud cerebral. Lo importante es ser constante y, con el tiempo, aumentar la intensidad y la duración de las sesiones de ejercicio.
Otros hábitos
Además del ejercicio, hay otros hábitos que pueden ayudarte a mantener tu cerebro sano a medida que envejeces. Adoptar una dieta equilibrada en la que comamos granos integrales, verduras de hoja verde, pescado, frutos secos y frutos rojos.
Dormir bien también es esencial. La falta de sueño está relacionada con un mayor riesgo de demencia, por lo que es recomendable dormir entre siete y nueve horas por noche. Evitar el alcohol en exceso y el tabaco también es crucial, ya que ambos hábitos aceleran el deterioro cognitivo.