¡No te pases con el ibuprofeno! Además de sus efectos secundarios, puede generar graves problemas de salud si se toma en exceso. Te contamos cuáles son las dosis recomendadas por los médicos.

Bajo la premisa de «una pastilla y adiós al dolor», el ibuprofeno se ha consolidado como un indispensable en el botiquín familiar. Desde un dolor de cabeza ocasional hasta las molestias provocadas por una gripe, este analgésico se ha vuelto un compañero cotidiano en nuestra búsqueda de alivio.

Según un estudio elaborado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente el 30% de los adultos han utilizado ibuprofeno en el último mes. Sin embargo, su accesibilidad y eficacia pueden convertirse en una trampa: un 70% de los pacientes no siguen las indicaciones de dosificación recomendadas, lo que puede conducir a un uso excesivo.

Por su parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha advertido que el uso excesivo de ibuprofeno puede aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares y gastrointestinales, con hasta un 40% de usuarios que consumen antiinflamatorios no esteroides (AINEs) experimentando efectos secundarios adversos.

Por lo tanto, la línea entre el alivio y el problema puede ser delgada, y es fundamental conocer cuándo y cómo usar el ibuprofeno de manera segura. Desentrañamos los tiempos de administración recomendados por los médicos y exploramos las implicaciones de su consumo excesivo, porque en la búsqueda del alivio, la moderación es clave.

Dosis recomendada de ibuprofeno para adultos y niños y frecuencia de administración
De acuerdo con Verónica Casado Vicente, exconsejera de Sanidad en Consejería de Sanidad de Castilla y León, y médica de familia y docente universitaria y de formación especializada, el ibuprofeno es un fármaco antiinflamatorio no esteroideo (AINE) que se utiliza ampliamente en la práctica clínica. Su eficacia se extiende al tratamiento de la fiebre y el dolor de intensidad leve a moderada, incluyendo la migraña.

Además, es indicado para diversas condiciones inflamatorias, como la artritis (incluyendo la artritis reumatoide y la artritis reumatoide juvenil), artrosis, espondilitis anquilosante (forma de artritis inflamatoria que afecta principalmente la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas) y para el alivio de los síntomas en la dismenorrea primaria (dolor menstrual que se presenta en la fase inicial del ciclo menstrual).

«La dosis recomendada de ibuprofeno para adultos oscila entre 400 y 1200 miligramos al día, administrándose en dos o tres dosis. Es importante destacar que, al incrementar las dosis, también aumenta el riesgo cardiovascular. En el caso de los niños, la dosis adecuada se establece entre 5 y 10 miligramos por kilo de peso cada cuatro a seis horas, con un límite máximo de 40 miligramos por kilo al día», explica la doctora.

En cuanto a la frecuencia de administración, Verónica señala que el ibuprofeno puede tomarse cada cuatro a seis horas, sin exceder la dosis máxima de 3200 miligramos al día. «Es fundamental utilizar la dosis más baja que resulte efectiva, ya que esto ayuda a minimizar las reacciones adversas», incide la especialista.

Para adultos y adolescentes de 14 a 18 años, se recomienda un comprimido de 400 a 600 miligramos cada seis-ocho horas, ajustándose según la intensidad del dolor y la respuesta al tratamiento. «La dosis máxima diaria recomendada para adultos es de 2400 miligramos, mientras que para adolescentes de 12 a 18 años es de 1600 miligramos», incide Casado. «En casos de tratamiento a largo plazo, se debe ajustar la dosis a la mínima necesaria que garantice un control adecuado de los síntomas», añade.

Contraindicaciones del ibuprofeno: todo lo que debes saber
El uso de ibuprofeno no está exento de precauciones. Según la Verónica Casado Vicente, existen diversas condiciones de salud que pueden contraindicar su uso:

Hipersensibilidad al ibuprofeno, a otros AINEs o a alguno de los excipientes: galactosa y lactasa.
Pacientes que hayan experimentado broncoespasmo, crisis de asma, rinitis aguda, urticaria, edema angioneurótico (reacción que causa hinchazón rápida y profunda en la piel, las mucosas y, a veces, en las vías respiratorias), u otras reacciones de tipo alérgico tras haber utilizado sustancias de acción similar como, por ejemplo, ácido acetilsalicílico u otros AINEs.

Aquellas personas que han tenido episodios previos de hemorragia gastrointestinal o perforación debido a tratamientos con AINEs. También se deben considerar los casos de úlcera péptica (lesión abierta que se forma en la mucosa del estómago o en la parte superior del intestino delgado), o hemorragia gastrointestinal activa, así como aquellos con antecedentes de, al menos, dos episodios diferentes de ulceración o hemorragia que hayan sido confirmados.

Insuficiencia cardiaca, renal, o hepática grave (cuando el hígado pierde su capacidad para funcionar adecuadamente).

Diátesis hemorrágica (predisposición o tendencia anormal a presentar hemorragias o sangrados excesivos) u otros trastornos de la coagulación, durante el tercer trimestre de la gestación

La experta también señala que es fundamental evitar la administración simultánea de ibuprofeno con otros antiinflamatorios no esteroides (AINEs), incluidos los inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa-2 (Coxib), que es una enzima que juega un papel clave en la producción de prostaglandinas (compuestos químicos que causan inflamación, dolor y fiebre en el cuerpo).

Para minimizar las reacciones adversas, se recomienda emplear la dosis más baja eficaz durante el menor tiempo necesario para controlar los síntomas. Esta estrategia, además de ayudar a gestionar el dolor, también reduce los riesgos gastrointestinales y cardiovasculares asociados con el uso de estos medicamentos.

Efectos secundarios comunes y graves del ibuprofeno
El uso del ibuprofeno puede implicar una serie de efectos secundarios que los pacientes deben tener en cuenta. De acuerdo con Verónica Casado, uno de los problemas más serios son las complicaciones gastrointestinales, que incluyen hemorragias, úlceras y perforaciones. La probabilidad de que ocurran estas complicaciones aumenta con el uso de dosis elevadas y en personas con antecedentes de úlceras, especialmente aquellas que han experimentado complicaciones anteriores.

Por ello, se recomienda que estos pacientes comiencen el tratamiento con la dosis más baja posible. En algunos casos, puede ser prudente prescribir agentes protectores, como misoprostol o inhibidores de la bomba de protones, que ayudan a reducir la acidez estomacal y protegen el revestimiento del estómago, minimizando así el riesgo de daños.

Además, existen otras preocupaciones que los pacientes deben tener en mente. Las reacciones cutáneas adversas graves, aunque menos frecuentes, pueden surgir y requieren atención médica inmediata.

También se debe prestar atención a los efectos en el sistema cardiovascular y cerebrovascular. Los pacientes con antecedentes de hipertensión, insuficiencia cardíaca o factores de riesgo como diabetes y tabaquismo deben ser monitorizados con cuidado, especialmente si necesitan dosis elevadas que superen los 2400 mg diarios.

La insuficiencia renal y hepática es otra consideración importante. Es esencial tener precaución con aquellos que tienen un historial de enfermedades en estos órganos o que están en tratamiento con diuréticos, ya que esto podría agravar su condición. En niños, la deshidratación grave, como la que puede ocurrir por diarrea, aumenta el riesgo de desarrollar insuficiencia renal si se toma ibuprofeno.

Un aspecto crítico, cuenta la doctora, es que este medicamento puede enmascarar los síntomas de infecciones subyacentes, lo que podría retrasar el inicio del tratamiento adecuado y, por lo tanto, empeorar el pronóstico en situaciones como neumonía bacteriana o complicaciones de la varicela.

Por último, los pacientes de edad avanzada son particularmente vulnerables a efectos adversos, «incluyendo complicaciones gastrointestinales que pueden ser fatales», detalla Casado.

Cuándo buscar atención médica al tomar ibuprofeno
La toma de ibuprofeno requiere precaución, especialmente en relación con las dosis. Según Verónica Casado, «la mayoría de los casos de sobredosis han sido asintomáticos», pero es importante estar alerta, ya que las dosis superiores a 80-100 mg/kg pueden desencadenar síntomas adversos. Generalmente, los síntomas de sobredosis se manifiestan en un plazo de cuatro horas tras la ingesta.

Los síntomas pueden variar desde dolor abdominal, náuseas y vómitos, hasta trastornos del sistema nervioso central, como cefalea, mareos y aturdimiento. Además, existe el riesgo de una caída en la presión arterial, así como trastornos funcionales en los riñones y, en casos graves, puede llegar a haber pérdida de consciencia.

«El tratamiento ante una sobredosis es sintomático, ya que no existe un antídoto específico», advierte la experta. Es fundamental buscar atención médica ante la aparición de síntomas graves, que pueden incluir complicaciones gastrointestinales, cardiovasculares, dermatológicas, renales o hepáticas.

Además, se debe prestar especial atención en poblaciones vulnerables, como niños y ancianos, quienes pueden ser más propensos a experimentar efectos adversos graves.