Más de 250 personas entre actores, bailarines y figurantes, participan en la Pasión Viviente de Cáceres que se representa este jueves, 21 de marzo, para rememorar las últimos días de Jesucristo, cuyo personaje será encarnado este año por el actor Máximo Leal.
Más de 250 personas entre actores, bailarines y figurantes, participan en la Pasión Viviente de Cáceres que se representa este jueves, 21 de marzo, para rememorar las últimos días de Jesucristo, cuyo personaje será encarnado este año por el actor Máximo Leal.
Así, la parte antigua de la ciudad se convertirá en el Jerusalén de hace más de 2.000 años con 26 escenas repartidas por calles y plazas, en esta representación que el año pasado presenciaron unas 11.000 personas.
La cita partirá a las 20,30 horas en la Plaza Mayor con la escenificación de la entrada de Jesús en Jerusalén por el Arco de la Estrella. En la plaza Conde de Canilleros (frente al palacio de Moctezuma) tendrá lugar la oración en el huerto y el prendimiento. En la plaza de Santa María se celebrará el juicio de Caifás y el Sanedrín y allí se incorpora también una novedad en la que cobra protagonismo el personaje de Judas y su arrepentimiento tras traicionar a Jesús.
La plaza de San Jorge volverá a ser el escenario del encuentro con Pilatos, el interrogatorio de Herodes y la sentencia a muerte para comenzar el Vía Crucis por los adarves hasta llegar a la plaza de San Mateos, donde tendrá lugar, hacia las 23,30 horas, la crucifixión representada de una forma contemporánea y visual con haces de luz en forma de cruz.
El director artístico de esta representación Marcos Yépez ha destacado el reto que supone trasladar a la parte antigua de la ciudad las últimas horas de la vida de Jesús en forma de metáfora, y ha recomendado a los asistentes que elijan un lugar para ver alguna de la escenas, ya que es prácticamente imposible poder presenciarlas todas por las dificultades de moverse por el recinto.
«Los cacereños y turistas van a disfrutar de una manera esplendorosa de esta producción, porque La Pasión Viviente de Cáceres se caracteriza por ser única», ha destacado Yépez, que ha resaltado la carga dramática de esta representación que se logra «con la interpretación textual y gestual, unida a la música, a la voz, y a la luz».
Por su parte, el actor Máximo Leal ha explicado que interpretar a Jesucristo le ha permitido encontrar nuevas facetas personales. «He querido construir un Jesús humano, un hombre con su luz y su sombra, con su vulnerabilidad, como cualquier humano, y a la vez a alguien divino, trabajando su misticismo, su espiritualidad», ha indicado.
«Mi trabajo toma mucho de la danza teatro butoh, una danza de origen japonés, con mucha filosofía, espiritualidad, que se concentra en destruir el ego, en conectar con tu cuerpo interno, en buscar la belleza de la imperfección, de transformar momentos fuertes, momentos dolorosos de la vida en algo bello, la belleza de la imperfección», ha resaltado Leal.
Así, ha recordado que esos últimos momentos de Jesús «son muy dolorosos, tanto a nivel físico como psicológico, pero a la vez es un sacrificio para purificar». «Espero que el espectador pueda conectar con mi propuesta de este personaje», ha deseado.
El presidente de la Asociación Pasión Viviente de Cáceres, Enrique Harto, ha explicado que se empezó a trabajar en esta edición el pasado mes de julio para llegar al día 21 de marzo en todo su esplendor. Los cielos han amanecidos cubiertos en la capital cacereña pero no hay previsión de lluvia para las más de tres horas que durará la representación que alcanza este año su quinta edición.
Cabe destacar que la Pasión Viviente cuenta con 12.000 euros de presupuesto, de los que 6.000 los aporta el Ayuntamiento de Cáceres a través del Consorcio Cáceres Ciudad Histórica, que se destinan a iluminación, sonido, montaje de escenarios o el transporte de la centuria romana que viene desde Mérida. También recibe apoyo de instituciones privadas y las fundaciones Tatiana, Mercedes Calles y Valhondo.
EP