Belén Rueda regresa al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida a partir de este miércoles con el estreno de ‘Salomé’, una obra creada por Magüi Mira que narra la historia de esta poderosa mujer que nació en la Judea del siglo I sin nombre y que utiliza la seducción como arma de poder.

Belén Rueda regresa al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida a partir de este miércoles con el estreno de ‘Salomé’, una obra creada por Magüi Mira que narra la historia de esta poderosa mujer que nació en la Judea del siglo I sin nombre y que utiliza la seducción como arma de poder.

Una mujer poderosa, sin filtros, que protagoniza un espectáculo con música, coreografías que subirá al escenario del Teatro Romano 19 intérpretes entre los que se encuentran los diez componentes del coro que acompañan a la actriz madrileña y al resto de un elenco del que forman parte Luisa Martín, Juan Fernández, Pablo Puyol y Sergio Mur, entre otros.

Será la función con mayor número de representaciones de esta 69 edición del certamen emeritense, con un total de once, del 9 al 15 y del 18 al 20 de agosto.

La directora, que ya dirigió a Belén Rueda en ‘Penélope’ en la edición del festival de 2020, ha reconocido que sin ella como protagonista el texto hubiera sido diferente. De la actriz ha destacado su «energía y su talento puro», al servicio de este proyecto del que, ha dicho en su presentación, podría estar hablando durante horas.

Un cuento, ha dicho, sobre la historia del siglo I de nuestra era que tiene como trasfondo la «droga» del poder, al que se puede acceder por la vía de la violencia, pero también a través de la palabra, y de la seducción femenina.

El lienzo Salomé con la cabeza de Juan el Bautista, pintado por Tiziano en 1515 (imagen superior derecha), nos muestra una fotografía fija del oscuro episodio bíblico. Se puede contemplar en la Galleria Doria Pamphili, en Roma, y es la imagen que ilustra el cartel de este montaje que firma Magüi Mira. También podría ser la Salomé de Caravaggio. La decapitación de San Juan ha sido objeto de múltiples interpretaciones en distintos campos artísticos, desde Oscar Wilde hasta Richard Strauss.

La joven, inducida por su madre, le pide a Herodes que le entregue en una bandeja la cabeza del santo. Y así lo hizo. Ahora, la historia de Salomé, con toda su carga erótica y el trasfondo de la ira por unas relaciones de sangre, llega al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida el 9 de agosto.

El poder sensual

La boda en segundas nupcias del todopoderoso Herodes Antipas con su sobrina Herodías fue objeto de la crítica más feroz por parte del predicador San Juan. La consanguineidad entre ambos se situó en el centro de una batalla dialéctica y ética que no se libró porque el Bautista fue encerrado en un calabozo por orden de Herodes. Así silenció su voz, pero no se atrevió a ejecutarlo por temor al clamor y al levantamiento popular.

En palabras de la directora teatral, Juan Bautista simboliza «un tiempo nuevo. Es un profeta. Dice que la esperanza es el aliento de los sueños y enciende el deseo de la princesa Salomé». Ella, dice, es «la expresión del poder sensual absoluto. Desea al Bautista y su deseo desemboca en muerte. Detrás, está el rey Herodes, «un títere corrupto nombrado por Roma, un hombre sin moral que gobierna sin ley»; y Herodías, «una mujer usada por el poder y con necesidad de libertad». Completan el reparto Luisa Martín, Pablo Puyol, Juan Fernández y Sergio Mur.