La llegada del otoño, el frío y las lluvias pueden alterar nuestro estado de ánimo y afectar a nuestra salud mental.

La borrasca Berenice ha dejado precipitaciones muy intensas durante las primeras horas de este sábado que han motivado la activación de la alerta por «riesgo extremo» en las provincias de Sevilla y Córdoba. Además, las copiosas lluvias se han extendido por muchos lugares del centro de la península y se espera que mañana continúen, aunque con menos intensidad.

El mal tiempo ha coincidido con el festivo del 12 de octubre y habrá obligado a muchos a cancelar sus planes de fin de semana. El hecho de no poder salir de casa o pasar más tiempo solos y sin actividad social nos agría el carácter, nos pone tristes y nos aplatana.

Estos cambios en nuestro estado de ánimo suele coincidir con la llegada del otoño, cuando las condiciones climatológicas son más desfavorables, y puede afectar notablemente a nuestro bienestar psicológico.

Hasta un 10 por ciento de la población sufre trastornos de ansiedad y depresión asociados a la llegada del otoño, debido a factores biológicos y a factores ambientales.

La depresión relacionada con el otoño, denominada trastorno afectivo estacional (TAE), se caracteriza por una alteración en el estado de ánimo que coincide con la reducción de las horas de luz solar.

Se sabe que el TAE es mayor en mujeres(aproximadamente el doble) que en hombres y la edad de aparición media ronda los 20-35 años, aunque su incidencia decrece con la edad.

Según señala el jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, Alberto Bullón Sáez, «la reducción de las horas de luz solar, las alteraciones de los ritmos circadianos, las bajas temperaturas y el menor tiempo dedicado a actividades al aire libre o a actividades sociales o los cambios en la dieta o en la actividad física; son algunos ejemplos que pueden afectar al estado de bienestar psicológico«.

Cinco señales que indican que el mal tiempo afecta a tu estado de ánimo

Estos trastornos relacionados con el mal tiempo pueden desencadenar algunos síntomas depresivos como sentimientos persistentes de tristeza, fatiga o falta de energía, cambios en el apetito, problemas de concentración o somnolencia. Asimismo, las personas afectadas por TAE pueden experimentar dificultades para llevar a cabo tareas cotidianas, irritabilidad o aislamiento social.

Sin embargo, el riesgo de padecer estas alteraciones se da igual en todas las personas, sino que aquellas con predisposición genética a trastornos de ansiedad y depresión pueden ser particularmente sensibles a los cambios estacionales. «Los estudios sugieren que la alteración en los transportadores de serotonina y ciertos polimorfismos genéticos relacionados con el sistema dopaminérgico aumentan la susceptibilidad a los síntomas depresivos y ansiosos durante el otoño», ha asegurado el experto.

Cómo prevenirlo

Para evitar este trastorno y mejorar la salud mental y el estado de ánimo, Bullón ha aludido a la importancia de incrementar en la medida de lo posible las salidas a la luz del día, mantener una rutina de ejercicio regular, seguir una dieta equilibrada, aumentando la ingesta de alimentos ricos en omega-3 y evitando azúcares refinados, mantener el contacto social, mantener una rutina de sueño regular y dividir las tareas en metas pequeñas para mejorar la motivación y combatir la inercia.

«No obstante, si a pesar de todo ello se intensifican los síntomas depresivos, la alternativa nunca es no hacer nada, sino que buscar ayuda profesional puede prevenir el deterioro de la salud mental por estos factores», ha concluido el especialista.

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