De los 49 cuerpos encontrados se ha podido corroborar el ADN de siete de ellos

EP – Investigadores de la Universidad de Extremadura (UEx) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que han llevado a cabo un proyecto de exhumación de restos de represaliados en la mina Terría de Valencia de Alcántara (Cáceres), han corroborado, a través de pruebas de ADN, que una de las 49 personas encontradas en esa fosa común era Diego Vital, padre de quien ha inspirado la película ‘El 47’, Manuel Vital.

La cinta, dirigida por Marcel Barrena y protagonizada por Eduard Fernández, cuenta la historia de este extremeño natural de Valencia de Alcántara que llegó a Barcelona en los años 50 y que luchó por conseguir servicios públicos para su barrio, Torre Baró.

En la propia película el protagonista explica que a su padre lo mataron en la Guerra Civil en su pueblo natal y ahora, 88 años después, se ha sabido que uno de los cuerpos encontrados en esta mina cacereña era el de su progenitor.

Además de Diego Vital Díaz, las pruebas genéticas han identificado también a Eugenio Díaz Borja, Juan Pirón Machado, Francisco Refolio Gómez, Antonio Tejela Fragoso, Julio Tomás Alfonso Pintor y Amado Viera Amores, este último alcalde de la localidad cacereña y padre de Conchita Viera, que con 91 años, ha sido una de las artífices de este proyecto de memoria histórica, el más importante llevado a cabo en Extremadura.

Los trabajos para recuperar los 49 cuerpos comenzaron en noviembre de 2017 y en enero de 2018 se encontraron los restos en la mina a 26 metros de profundidad y cubiertos por diez metros de agua. Un mes después se rescataron y se pudo comenzar el trabajo de identificación, algo que se dificultó por la situación en la que se encontraban los cuerpos, al estar tanto tiempo en contacto con el agua.

No obstante, se ha conseguido poner nombre y apellidos a 37 de ellos, y 7 de estos han podido ser plenamente identificados comparando el ADN de sus familiares, unos análisis que se han llevado a cabo en el laboratorio de genética Biomics del País Vasco, y cuyos resultados se han dado a conocer este viernes en una rueda de prensa en la Diputación de Cáceres, institución que ha financiado con unos 100.000 euros todo el proceso de exhumación de los restos.

La primera pista sobre la posibilidad de que los restos de estas personas asesinadas en 1936 estuvieran en esta mina la dio el investigador de la Universidad de Extremadura (UEx), Julián Chaves, a través de un trabajo que sirvió de base para iniciar este proyecto de «reparación, justicia y dignidad», ha dicho Chaves.

El investigador ha recordado que todo ello ha sido posible por la colaboración de las instituciones (Diputación de Cáceres y Ayuntamiento de Valencia de Alcántara), las familias y los investigadores, que han conseguido que estas 49 personas descansen en un mausoleo en el cementerio de Valencia de Alcántara, tras el acto de reinhumación que se llevó a cabo en julio de 2022.

Para Chaves, este proyecto «ha sido un hito que será recogido a nivel nacional e internacional por lo complicado del proceso», y ha avanzado que ya se está trabajando en la mina La Paloma, en Zarza la Mayor, donde se ha llegado ya a 33 metros de profundidad para recuperar los cuerpos de otras víctimas.

La arqueóloga del proyecto de investigación de la mina Terría, Laura Muñoz, ha explicado que en el mausoleo del cementerio se depositaron 49 cajas con otros tantos cuerpos, que se «compusieron» con los huesos encontrados hasta formar un esqueleto completo, ante la dificultad de identificar cada parte ósea de forma individualizada.

PRUEBAS DE ADN

Muñoz ha indicado que la investigación del proyecto de la Mina Terría concluye con estas identificaciones aunque, en el caso de que apareciera algún familiar para poder cotejar el ADN, se continuaría ya que las muestras obtenidas de los fémures de los restos están en un banco genético para poder ser comparadas en cualquier momento.

De hecho, hay 12 víctimas de las que no constan nombres ni han sido reclamadas por familiares, bien porque ya no tienen descendencia o porque no saben qué pudo pasar con ellas, según ha explicado el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex), José Manuel Corbacho.

Corbacho ha recordado que esta asociación se creó en la región hace 22 años y uno de sus empeños ha sido exhumar estos restos que se encontraron en la mina, ubicada en la finca Cuadrillas de Arriba. Pero en 2011 los propietarios del terreno negaron el acceso a los técnicos y no fue hasta 2017 cuando se llegó a un acuerdo con las instituciones para que pudieran comenzar los trabajos de recuperación de los restos de estas personas, asesinadas al comienzo de la Guerra Civil.

Entre ellas estaba el entonces alcalde de Valencia de Alcántara, Amado Viera, cuya hija, Conchita Viera, tenía 3 años cuando asesinaron a su padre y, aunque no recuerda ese momento sí recuerda «una infancia, una juventud y una madurez sometida al silencio», porque no se podía hablar del recuerdo de su padre y de lo que le había sucedido. Por eso, su vida se ha centrado en recuperar sus restos. «Esto es lo más grande que nos podía pasar», ha dicho.

Cabe destacar que la Diputación de Cáceres ha creado un Premio de Memoria Histórica que lleva el nombre de Conchita Viera y que, en su primera edición de este año, ha recaído en el forense y antropólogo Francisco Echevarría por su trabajo en pro de la memoria histórica y su labor en la exhumación e identificación de restos represaliados por la dictadura franquista y otras dictaduras en diversos países.

Por su parte, el alcalde de Valencia de Alcántara, Alberto Piris, ha agradecido a todas las entidades que han participado en este proceso que ha permitido que «estas personas descansen ya dignamente».