Las vacunas están en el punto de mira de muchas personas, especialmente en los últimos años.

Experto en enfermedades infecciosas: este es el mito número uno sobre las vacunas que debes dejar de creer

La historia deja claro que las vacunas han sido uno de los avances más poderosos de la medicina moderna. Antes de su introducción, incluso sobrevivir hasta los cinco años de edad era algo que ni mucho menos era lo habitual que es hoy en día. Un dato para ilustrarlo. En el comienzo del siglo XX, tres de cada diez muertes en Estados Unidos ocurrían en niños menores de cinco años. Afortunadamente, la vacunación ha reducido drásticamente estas cifras. Ya en 1999, la cifra descendió a 1,4%, asociado al impacto positivo de las vacunas. De hecho, se estima que las vacunas contra enfermedades como el sarampión, la poliomielitis y la difteria han prevenido alrededor de dos millones y medio de muertes infantiles.

Sin embargo, a pesar de estos logros, los mitos sobre las vacunas están a la orden del día y circulan como la pólvora, especialmente en redes sociales. Según una encuesta realizada por el Centro de Políticas Públicas de la Universidad de Pensilvania en 2023, muchas personas sienten ahora menos seguridad respecto a las vacunas, especialmente en lo que respecta a las vacunas contra enfermedades como el sarampión, las paperas, la neumonía y la COVID-19.

Una de las falsas creencias más difundidas es que las vacunas son «antinaturales». Este mito es uno de los más perjudiciales, y los expertos en enfermedades infecciosas, como la doctora Linda Yancey, luchan por corregir esta idea errónea. Según la doctora, directora de prevención de infecciones del Memorial Hermann Health System en Houston, «no podría estar más lejos de la verdad». A diferencia de los medicamentos como los antibióticos o la quimioterapia, que son compuestos químicos que introducimos en nuestros cuerpos, las vacunas consisten en pequeñas partículas que estimulan la inmunidad natural del organismo.

¿Cómo funcionan las vacunas de manera natural?
Las vacunas son como un «entrenador» para nuestro sistema inmunológico, que le permite prepararse para luchar contra virus y bacterias antes de que realmente los enfrentemos. «Las vacunas aprovechan el sistema de defensa más avanzado que tenemos: nuestro sistema inmunológico», explica Yancey. «Este sistema está diseñado por la naturaleza para defendernos de patógenos peligrosos. Lo que hacen las vacunas es mejorar su efectividad al exponer al cuerpo de forma controlada a pequeñas partes de un virus o bacteria, lo que permite que esté mejor preparado cuando aparezca la amenaza real.»

Es importante recordar que muchas cosas que usamos en nuestra vida diaria no son «naturales», pero aun así son esenciales para nuestra salud, como la pasta de dientes u otro tipo de medicamentos, como los que se utilizan para combatir el cáncer.

Otros mitos comunes sobre las vacunas
Además del mito de que las vacunas son antinaturales, la doctora Yancey desmiente otros tres mitos populares:

«Es mejor contraer la enfermedad que vacunarse»: Esta creencia es peligrosa. Las vacunas permiten al cuerpo generar una respuesta inmunitaria sin tener que sufrir los efectos devastadores de la enfermedad. «Es como prepararse para un examen. Si no estudias, lo más probable es que no te vaya bien. Lo mismo pasa con el sistema inmunológico. Si no lo preparas con la vacuna, no estará listo para combatir la enfermedad cuando llegue».

«La vacuna contra la gripe te da gripe»: Este mito persiste, pero es absolutamente falso. La vacuna contra la gripe está compuesta por virus inactivos que no pueden causar la enfermedad. «Es igual de probable que un huevo cocido se convierta en un pollo como que una vacuna contra la gripe te cause gripe», afirma la experta.

«Es mejor esperar a enfermarse y tratar la enfermedad»: Este enfoque es peligroso y, en algunos casos, puede ser fatal. Enfermedades como la gripe y la COVID-19 pueden ser letales si no se previenen a tiempo. «El cuerpo necesita tiempo para desarrollar inmunidad, y las vacunas ofrecen ese tiempo», explica Yancey.

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