Un testigo ha declarado este martes en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Badajoz por el asesinato de Manuela Chavero, que el acusado, Eugenio Delgado, le señaló un día en su finca que quería echar una capa de hormigón en una zona donde había finca removida.

En la declaración este martes en el juicio, el testigo, Miguel Ángel Mejías, ha explicado que conoce a Eugenio Delgado «más que nada en el ámbito profesional, lo que es de ganadería, de campo», ya que le alquilaron la finca a finales de verano del 2016 durante «unos meses para meterle unos cerdos que tuvimos ahí metidos de 2016 a 2017 para el aprovechamiento de la bellota».

Así, el testigo ha relatado que en marzo de 2018 fue a la finca de Eugenio Delgado a por leña de una encina, una vez que terminaron de trocearla, el acusado le llevó «a otra parte de la finca, un poquito más alejada de donde habíamos cortado la encina, y llegamos a un sitio donde tenía un trozo más o menos, movido de tierra».

Junto a ese trozo de tierra movida tenía «unas piedras grandes al lado» y tenía además «restos de obra, había restos de arena de obra y tenía algunos ladrillos», y según ha explicado el testigo, también tenía un zorro colgado, que según ha señalado, se utilizaba «para ahuyentar a los zorros de alrededores y que no toquen ese sitio, pero son acciones que se solían hacer antiguamente».

En la actualidad, ha explicado el testigo «ya solo lo hacen gente muy muy retorcida, cavernícola, porque es tener a un animal ahorcado en medio de una finca», cuando según ha dicho, en la actualidad «hay otros medios para evadir alimañas por aquella zona», tras lo que en cualquier caso ha señalado que en la finca «no había nada» de ganado.

Miguel Ángel Mejías ha resaltado que «ese tipo de prácticas ya quedaron atrás», ya que «se realizaban antiguamente cuando alguien tenía un gallinero y le faltaban gallinas», pero ha insistido en que en la finca de Eugenio Delgado no había gallinas.

«Una vez que estuvimos allí, me señaló el sitio y me dijo que él quería cubrir aquello de hormigón, que cómo podía hacerlo», tras lo que Miguel Ángel Mejías le preguntó para qué quería hacer eso si no iba a hacer una casa, y «él me comentó que quería poner un bebedero de vaca» a lo que él le respondió que podía instalar uno con patas regulables y n hacía falta echar hormigón.

«Llevo trabajando 19 años en el campo y eso es inviable, aparte del gasto y en el terreno tan precioso que hay allí, porque es una dehesa y cubrir una zona de hormigón es absurdo, que fue lo que yo le transmití a Eugenio», ha relatado el testigo, quien ha señalado que en esa zona que quería tapar «lo que había es tierra movida de la anchura más o menos de un metro y medio», con la forma de la pala de un tractor, ha relatado.

Mejías ha añadido que la tierra «evidentemente, estaba movida, porque se veía, había hierbas a los alrededores, y allí estaba movida, y no tenía nada», ha señalado el testigo, quien ha añadido que Eugenio insistió en poner hormigón para hacer el bebedero, a lo que él le dijo que no podía por falta de tiempo.

REPARTO DE LA HERENCIA

Miguel Ángel Mejías ha señalado que nunca entabló confianza con el acusado, aunque ha relatado que un día en un bar en el que estaba desayunando con unos compañeros, Eugenio Delgado llegó y se acercó a ellos y comenzaron a hablar de la herencia que había recibido, que «tenía mucho dinero», según ha explicado Mejías.

En ese momento le señalaron que la herencia la tendría que compartir con su hermana, a lo que él respondió que «su hermana era una puta y no tenía derecho a recibir una herencia porque ella se fue», tras lo que Mejías ha señalado que fue un «desprecio» hacia su hermana y a partir de ahí mantuvo «las distancias» con Eugenio Delgado.

EP