Desgraciadamente prácticamente el 50 % e las bodas terminan en divorcio en nuestro país

Según un estudio de Cáritas el 80 % de los nuevos pobres, son padres tras procesos de separación.

Pero hoy quería centrarme en esa otra mendicidad a la que nos vemos sometidos los papás separados sin custodia para conseguir información sanitaria de nuestros hijos aunque si ostentemos la patria potestad de los mismos.

Parece que es un problema poco común, pero basta con indicar que el año que yo me divorcié en Extremadura el 92 % de los padres perdían la posibilidad de una custodia de sus hijos, aunque sea el modelo preferencial según la evidencia científica, para la integridad psicológica de los menores, tras la ruptura de sus progenitores, lo cual daría para otros cuantos artículos.

Hoy queremos centrarnos en el peregrinar que debemos hacer si queremos obtener información médica de nuestros hijos y las ex, custodias, optan por no facilitarnos esa información.

En estos días y tras años de reclamación por parte de nuestra asociación, saldrá en Extremadura la posibilidad de obtener una doble tarjeta sanitaria, con la que los padres, sin necesidad de someterse a los antojos de sus exparejas (madres que a ojos de muchos de nuestros jueces, son las idóneas para encomendarles la custodia en exclusiva de los menores), podremos saber cuándo citan a nuestros hijos, cuando son derivados a especialistas, que medicación se les manda, que incluso podremos tener el “privilegio” de obtenerlas sin tener
que suplicar.

Tengo que dar gracias de tener unas niñas muy sanas, que apenas han tenido que visitar las consultas médica,s fuera de las revisiones establecidas, pero aun así en dos ocasiones he tenido la osadía de pedir la información médica de mis hijas .

En la primera ocasión, me dirigí a la pediatra, quien me envió a la gerencia de área. Tras pasar por allí, se me indicó que lo hiciese a través del trabajador social del centro de salud, quien amablemente me la facilitó. No recuerdo el tiempo que tardé en conseguirla pero puedo asegurar que no fue algo breve.

Recientemente tras comentarios de mi hija decido pedir de nuevo el historial clínico, por lo que me dirijo al trabajador social del centro de salud, quien con toda amabilidad me indicó me dirigiese al pediatra o a la gerencia con un modelo establecido, en el que tras la variada información que debía presentar se me pide el DNI de ambos conyuges.

Si estoy separado y mi exmujer no me facilita la información médica, creo que pocas posibilidades tengo de obtener su DNI para este fin. Como pertinaz padre no desisto y sigo en la búsqueda de tan preciado tesoro, presentando toda la documentación que me piden con mi sólo DNI.

Días más tarde recibo llamada muy amable de empleado tramitador de información, y me indica que la sentencia de divorcio que aporto, es de hace años.

Atónito, expuse que no tenía la costumbre de ir donde su señoría, a pedir que me la ratifique cada cierto tiempo la sentencia, que me reconoce la patria potestad de mi hija. Como papá peleón busco soluciones y acordamos que le presente una declaración jurada que diga que es mi sentencia en vigor.

Pasados otros días recibo llamada para poder ir a recoger mi tesoro, y una vez allí y visto los mismos decido acercarme a hablar con la doctora de mi hija.

Una vez en la puerta de la consulta, me indican que si no tengo cita, a lo que claramente indico que no, (las citas se le dan “en secreto” sólo a la madres). Me piden teléfono y motivo del querer hablar con la doctora, indicándome que me llamará en cuanto pueda.

Que contento me vine a casa, super papá, podrá hablar con la doctora de su hija, pero desgraciadamente lo que tuve de alegría lo tuve de iluso.

Recibí una llamada de la misma señora que me atendió, en la que me explicó que la doctora no hablaría conmigo por teléfono (lo que había sido una iniciativa del propio hospital), aprovechando para comunicarme que estaba de suerte, porque al día siguiente, mi hija iba a tener consulta.

Ante tanta amabilidad me vine arriba y pregunté la hora de la misma, pero de nuevo osado de mí, me indicaron que esa información no me la podían facilitar ( “La hora de consulta de mi propia hija de 12 años”).

Ante eso tenía dos opciones, mendigar desde primera hora de la mañana por la puerta de la consulta, y que cuando apareciese mi hija con su madre, conseguir que a la pobre pequeña, le incrementase considerablemente la ansiedad por la situación, o tener por mi hija el respeto que se merece, evitándole el menor sufrimiento posible y seguir pidiendo por otros medios la limosna que tengan a bien concederme.

Los padres por nuestros hijos si es necesario mendigar, mendigamos.

Quiero agradecer el esfuerzo que el nuevo gobierno de Extremadura ha realizado en este tiempo con la doble tarjeta, a la vez que le pido, siga trabajando por que cada vez seamos menos los mendigos.

José Carlos Hernández
Presidente de la Asociación por los Derechos de los Niños – Custodia Compartida Extremadura