El II Encuentro de Mujeres Migrantes, realizado en Almendralejo, reunió a más de 50 mujeres residentes en Extremadura, provenientes de Honduras, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú, Georgia y Ucrania.
Más de cincuenta mujeres migrantes, originarias de Nicaragua, Venezuela, Colombia, Honduras, Perú, Ecuador, Georgia y Ucrania, participaron en el II Encuentro de Mujeres Migrantes. El encuentro se centró en promover el asociacionismo y consolidar redes de apoyo que permitan su empoderamiento, inclusión social y activismo en la sociedad extremeña.
La periodista Maryórit Guevara, fundadora y presidenta del Movimiento de Mujeres Migrantes de Extremadura (MMM), destacó la importancia de trabajar en redes y fortalecer el reconocimiento de las mujeres como sujetos de derechos. Por eso, el lema de este año es “Migrantes lideresas: juntas avanzamos”.
“Cuando migramos, nos quedamos en un limbo en el ejercicio de nuestros derechos, especialmente cuando el sistema es hostil a ese legítimo derecho de la movilidad humana; y es donde el miedo nos silencia. Por ello, queremos promover el pleno ejercicio de la ciudadanía de las mujeres migrantes desde el asociacionismo. Las mujeres migrantes tenemos mucho que decir y mucho que aportar a esta tierra extremeña que nos acoge, y es donde apuntamos porque sólo juntas avanzamos”, dijo.
Mercedes Rodríguez, de la cooperativa La Comala, también explicó la vulnerabilidad a la que están expuestas las mujeres migrantes, quienes debido al racismo y la xenofobia legitimados en la Ley de Extranjería, son víctimas de explotación laboral que viola sus derechos humanos más básicos.
“¿Cuántas de nosotras no sentimos miedo por no tener documentación? Miedo a opinar, a plantear cosas…”, reflexionó la activista, haciendo referencia a la escasa denuncia oficial de estas situaciones durante la fase de irregularidad. Sin embargo, abogó frente a las participantes por “organizarse, juntarse” para hacer frente a las barreras institucionales del sistema frente a la migración y en contextos políticos adversos en los que el discurso anti derechos se exacerba.
¿QUÉ PASA EN EXTREMADURA?
En Extremadura están empadronadas 18.194 mujeres migrantes, que enfrentan diversas barreras para obtener un estatus migratorio regular, acceso a la sanidad, vivienda, educación y empadronamiento. Sus hijos e hijas también son víctimas de acoso escolar y bullying, y según sus propias denuncias, en la mayoría de los casos, estas situaciones son invisibilizadas por las autoridades educativas.
Uno de los mayores desafíos para las mujeres migrantes en Extremadura es el empadronamiento. Una de las participantes, que pide el anonimato, señaló que conoce diversos casos de familias con menores que no logran empadronarse debido a la falta de un contrato de alquiler, el cual tampoco obtienen ante la falta de un contrato laboral. Tampoco acceden a este último por falta de una Tarjeta de Residencia y Trabajo; irónicamente, uno de los requisitos para obtenerla es el empadronamiento.
Otra participante aseguró que existe mucha desinformación para acceder a formación académica, homologación de documentos y que son las mismas autoridades, en múltiples ocasiones, los primeros que bloquean la inserción de las migrantes a la sociedad española, incluso cuando ya cuentan con una situación administrativa regular.
“Muchas somos profesionales. Venimos con estudios de nuestros países: somos maestras, abogadas, de diferentes profesiones. Sin embargo, todos los trámites los hacen muy burocráticos y eso termina empujándonos a los cuidados que, aunque es un trabajo digno, es explotado y precarizado”, dijo.
Mediante una dinámica grupal, las participantes identificaron sus principales problemas en sus localidades en Extremadura.
Por Cinthia Torrez (Periodista nicaragüense exiliada en Extremadura)