Luis Miguel Pérez ha conseguido regresar a su casa, en Azuaga (Badajoz), tras vivir en Israel, a escasos treinta kilómetros de la Frontera de Gaza, el ataque de los misiles de Hamás.
En declaraciones a Europa Press Televisión, Pérez ha manifestado que «se despertó al escuchar los estruendos» y, al encender la televisión, «comprobó» que Israel estaba en guerra.
Este extremeño ha trabajado en Israel, en el sector de las energías renovables, durante los últimos cinco años y, aunque había vivido «algún conflicto» en la zona, ha asegurado que en esta ocasión «ha sido muy duro» e inesperado «porque el país se encontraba en calma».
Tras estallar la guerra, Luis Miguel ha argumentado que «se puso muy nervioso» y decidió abandonar el país «cuanto antes», junto a sus cinco compañeros de trabajo.
«Pero no era fácil porque tanto los vuelos como las carreteras estaban bloqueadas», ha contado. No obstante, ha recordado que «en pocos minutos hizo una maleta, abandonó su casa y lo dejó todo tirado».
Por otro lado, Pérez ha indicado que, tras contactar con la Embajada de España en Israel, se han sentido «abandonados» al no aportarles «ningún tipo de solución». VUELTA A CASA: «SABÍA QUE ESTABA EN PELIGRO»
Es en este momento cuando, «desesperado», decidió pedir ayuda a un amigo que vivía en Egipto: «Ahí comenzó la odisea para salir de Israel».
Asimismo, ha declarado que sintió «miedo y angustia» porque tenían por delante un recorrido de dos horas y media, atravesando el desierto del Néguev, hasta llegar a la frontera entre ambos países y, aunque «sabía que estaban en peligro, era más peligroso quedarse en el país», ha lamentado.
En esta línea, ha puntualizado que llegaron a la frontera con Egipto «apenas quince minutos antes» de que cerraran todos los accesos y salidas de Israel. Son momentos «duros» porque ves que tu vida y las de tus compañeros «están en peligro», ha dicho.
Ya en tierras egipcias les esperaba su amigo que, tras cruzar el desierto del Sinaí en el que «fueron escoltados» por policías en varias zonas peligrosas, les trasladó hasta un aeropuerto del sur de Egipto para coger un vuelo rumbo a España: «Mi amigo nos ha salvado la vida», ha agradecido Pérez.
Finalmente, tras seis horas de «interminable espera» lograron montar en el avión que le traería de vuelta a casa.
Luis Miguel Pérez ya está en Azuaga, desde donde ha reconocido que al llegar a España, «rompió a llorar» por sentirse «a salvo» y poder contactar con su madre.
En esta línea, ha asegurado que ha sido un viaje «muy duro» y lo ha pasado «muy mal» pero tiene que «dar gracias a Dios» y a su amigo egipcio de estar en casa «sano y salvo».