Se cumplen 3 años de las desaparición de la vecina de Hornachos Francisca Cadenas cuando fue a despedir a unos vecinos en la inmediaciones de su domicilio.
Una desaparición “sin motivo aparente”que conmovió a los vecinos de la localidad, se hicieron numerosas batidas por el termino municipal y colindantes, concentraciones, búsquedas por tierra, aire y agua, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado iniciaron una investigación con muchas hipótesis pero que “de momento no se ha conocido ninguna pista que pueda aportar algún dato para saber que le  pasó aquella noche a Francisca”.
Una vecina conocida y apreciada en Hornachos, su familia no ha dejado en todo este tiempo de hacer “todo lo que ha estado en sus manos, y mucho más”, para saber que pasó con “Francis” como era conocida por muchos, y su imagen sigue estando presente cada día en la memoria colectiva de la localidad.
Numerosas apariciones en medios de comunicación y la ayuda inestimable entre otras personas y colectivos de la Fundación QSDglobal, hacen posible que el caso de Francisca siga estando presente muchas veces en informativos, periódicos, revistas y medios digitales, aunque su familia siempre “solicita más medios para esclarecer este suceso”.
Precisamente su hijo pequeño José Antonio Meneses al que “el mundo se le vino encima de golpe”, con este suceso que hizo que madurase “a pasos agigantados”, y  con motivo del tercer aniversario de su desaparición de su madre de nuevo hace una publicación en las redes sociales reivindicado “que su caso no quede en el olvido” y afirma…..
“35 meses, casi 3 años, a escasos días para que llegue el día 09 de mayo.Esta mañana amaneció y empezó un nuevo día, aparentemente, uno más».
El 09 de mayo se cumplen tres años de la desaparición de Francisca Cadenas, nuestra madre, esposa, vecina, amiga y compañera de un pueblo de menos de 4000 habitantes, en la zona de Tierra de Barros, en Hornachos.
Es increíble como pasa el tiempo y las heridas siguen sin cicatrizar, como la distancia aumenta el dolor, la incertidumbre alimenta la ansiedad y el saber que no se investiga hace que uno entre en una fase de “congelación emocional “
Vivir una desaparición puede ser una experiencia que a cualquier persona le puede tocar; es duro cuando no sabes si tú ser querido está vivo o ha fallecido, quién le hizo daño y un larga lista de interrogantes sin repuestas.
Hemos llegado a esa fase en la que te das por vencido al ver que tanto esfuerzo  no sirve para nada sino hay una investigación, unos investigadores que den un poco de esperanza y unos posibles testigos que hablen (imprescindible)
Allá donde estés, espero que la vida sea un poquito más justa y ojalá algún día encontremos la repuesta para todos estos interrogantes.
José Antonio termina esa reflexión diciendo “Llevamos 35 meses sin poder ser felices y sin poder levantar la cabeza!»