Las comunidades de Extremadura, Andalucía, Cantabria, La Rioja y Baleares se han posicionado como las regiones que más llaman a sus familiares de la tercera edad durante las fiestas de Navidad, según un estudio realizado por la startup Maximiliana en la que se han analizado 200. 000 llamadas.

El “Proyecto Maximiliana”  nación como un regalo que Jorge le hizo a su abuela Maximiliana, de 92 años de edad. Ella se “apañaba fatal” con su móvil y jorge decidió diseñar uno para ella que funcionara completamente solo y con el que pudieran hablar en cualquier momento. Tres años después más de 100.000 personas por toda España usan “Maximiliana” para hablar con sus mayores.

En estos días de Navidad, el equipo de “Maximiliana” se ha propuesto fomentar la compañía de los mayores a través de una iniciativa única: los premios Maximiliana de Oro.

Asi, durante el mes de diciembre se analizaron 200.000 llamadas a móviles Maximiliana por toda España para descubrir las familias que más tiempo dedican a sus mayores y poder así inspirar a toda la sociedad con su ejemplo de cariño y dedicación a la tercera edad.

Una tecnología accesible para todos

La brecha digital por razón de edad existe. Según los datos aportados por el Observatorio Sénior 65YMÁS, el 74% de las personas mayores de 80 años está preocupada por esta brecha. En un mundo donde el teléfono móvil es sinónimo de contacto y compañía, no saber usarlo puede convertirse en una gran barrera en la comunicación.

Por eso, proyectos como el de Maximiliana adquieren tanta importancia. La respuesta que está recibiendo el servicio está siendo muy positiva. “La gente es muy efusiva. Hay una cantidad sorprendente de personas que nos piden que les enviemos el móvil con varios folletos, porque quieren repartirlo a gente que conocen que les vendría muy bien”, explica Jorge.

En su afán por tratar de que la comunicación y el uso de la tecnología no suponga un problema entre los mayores, la marca cuenta con una community manager muy especial: Conchita, la abuela de 84 años del socio Pedro Malo. “Un día comiendo mi nieto me dice: ‘¡Ay, abuela! Querríamos hacer algo más divertido en las redes’. Y yo le dije: ‘Si la abuela puede hacer algo, aquí estoy’. Me dijeron que me iban a hacer community manager, que yo no lo sabía ni decir. Me lo tuve que apuntar. Cada día les doy un consejo, les hago un guiso o les cuento un chiste. Lo que me piden. Me siento como en casa. No tengo que prepararme nada”, cuenta Conchita.

A pesar de defenderse mínimamente con la tecnología, Maximiliana le ha ayudado con las videollamadas. “Fue una maravilla poder ver a mis hijos en el otro lado del mundo este verano sin yo hacer nada. Es como un teléfono normal, pero adaptado a los mayores. Por ejemplo, para llamar, con tocar la cara ya puedes hablar con la persona que quieras. ¡Ha sido el evento del siglo en teléfonos!”, dice Conchita.

 

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